sábado, 30 de marzo de 2024

QUINTA SEMANA. La verdad, la verdad informativa, la objetividad y el criterio ético del informador. 2024

 


Quinta semana de clases. LA VERDAD INFORMATIVA

UNIDAD I

La distorsión de la realidad por parte de los medios de comunicación se refiere al fenómeno en el que los medios de comunicación, ya sea intencionalmente o no, manipulan o distorsionan la información para que se ajuste a una determinada agenda o narrativa. Esto puede incluir la selección de ciertas historias para la cobertura mediática, la manipulación de imágenes y la omisión de información relevante.

La distorsión de la realidad puede tener consecuencias negativas, como la promoción de estereotipos, la creación de miedo y la influencia en la opinión pública y en la toma de decisiones.

En los últimos diez años, muchos autores han abordado este tema. Por ejemplo, en su libro "Posverdad: Cómo los medios de comunicación sociales están moldeando nuestra realidad", Matthew d'Ancona argumenta que la tecnología y los medios de comunicación están cambiando la forma en que percibimos la realidad y que los hechos objetivos se han convertido en algo cada vez más difícil de identificar.

La verdad, la verdad informativa, la objetividad  y el criterio ético del informador 



ACTIVADOR

¿Qué es lo que en última instancia se conoce del mundo real? 


¿Conocemos las cosas como son o son como nosotros las conocemos? 


Estas preguntas tocan el corazón de la filosofía y la ciencia cognitiva. En última instancia, lo que conocemos del mundo real es una interpretación que nuestros cerebros hacen de los datos sensoriales que recibimos. Nuestros sentidos nos proporcionan información sobre el mundo, pero es nuestro cerebro el que interpreta estos datos y construye nuestra percepción de la realidad.


En cuanto a si conocemos las cosas como son o si son como nosotros las conocemos, esta es una cuestión que ha sido objeto de debate durante siglos. Algunos filósofos sostienen que hay una realidad objetiva independiente de nuestra percepción, mientras que otros argumentan que nuestra percepción y comprensión de la realidad están moldeadas por nuestras experiencias y contextos individuales³⁴.


Por ejemplo, la teoría del conocimiento de Platón distingue entre el mundo sensible, que es el mundo tal como lo percibimos, y el mundo inteligible, que es el mundo de las ideas o formas perfectas³. Según Platón, no se puede obtener conocimiento verdadero del mundo sensible, solo opinión³.


En resumen, lo que conocemos del mundo real es en última instancia una interpretación de nuestros cerebros basada en los datos sensoriales que recibimos. Nuestra percepción de la realidad está influenciada tanto por la información objetiva que recibimos del mundo exterior como por nuestras experiencias y contextos individuales.

Para sobrevivir en el universo, los sujetos cognoscentes (seres capaces de conocer) debemos crear en nuestra mente “representaciones” mentales de los que nos rodea. Estas representaciones son conocimientos, explicaciones y creencias  a cerca de nosotros mismos y nuestro entorno. Podemos decir que construimos modelos o mapas mentales que corresponden en mayor o menor medida con la realidad.

Decimos que una apreciación es SUBJETIVA cuando depende del sujeto que experimenta e interpreta su entorno. Si digo este reloj es muy elegante, se trata de una apreciación subjetiva, pues la apreciación de la elegancia dependerá de la persona que lo observa, sus gustos y experiencias. En cambio, decimos que una observación es OBJETIVA  cuando está basada enteramente en el objeto observado, Por ejemplo, es objetivo decir que este reloj pesa 125 gramos, pues estoy haciendo una observación de una característica que depende del objeto, independientemente de quien la haga, cuando la haga o que experiencia haya tenido antes.  

Así, decimos que una observación es VERDADERA cuando corresponde con la realidad. Cuando corresponde con la realidad del sujeto es una verdad subjetiva; y si corresponde con la realidad del objeto será una VERDAD objetiva. Y si no corresponde, decimos que es una falsedad o mentira.  

 El conocimiento es siempre una relación o un vínculo entre el sujeto que conoce y algo conocido que denominamos objeto. Sujeto y objeto son los elementos esenciales de todo conocimiento. Para que haya conocimiento es necesario que el sujeto tenga la intención de conocer, así como es imprescindible también que exista algo que pueda ser aprehendido por el sujeto. Cuando el objeto del conocimiento es de una naturaleza ideal, como los objetos de la lógica Y de las matemáticas, el problema en cierto modo se simplifica, puesto que los objetos ideales son producto de nuestro propio pensamiento. La cuestión se plantea de modo más directo con relación a los objetos naturales, físicos y psíquicos.


El problema de la verdad y la objetividad, empero, ha enfrentado a filósofos y pensadores a lo largo de toda la historia. 


El problema de la verdad y la objetividad ha sido objeto de intensos debates filosóficos a lo largo de la historia, involucrando diversas posturas que reflejan la complejidad del tema. Veamos algunas de las principales posturas entorno a este asunto:


1. Realismo Ingenuo:

   - Esta postura sostiene que existe una realidad objetiva independiente de la percepción humana. La verdad se encuentra en la correspondencia directa entre nuestras afirmaciones y los hechos del mundo exterior. Se asume que es posible alcanzar un conocimiento objetivo y verdadero de la realidad.


2. Constructivismo:

   - Los constructivistas argumentan que la verdad es construida por la mente humana y, por lo tanto, es subjetiva. Consideran que la realidad es interpretada y filtrada a través de nuestras estructuras cognitivas y culturales, lo que da lugar a múltiples verdades construidas socialmente.


3. Escepticismo:

   - Los escépticos cuestionan la posibilidad de alcanzar verdades absolutas o conocimiento objetivo. Argumentan que la percepción humana es limitada y que nuestras afirmaciones sobre la realidad siempre están sujetas a dudas. El escepticismo pone en tela de juicio la certeza absoluta.


4. Pragmatismo:

   - Desde la perspectiva pragmática, la verdad se evalúa en función de su utilidad práctica. Lo que funciona o es eficaz en la resolución de problemas es considerado como verdad. La verdad está relacionada con la eficacia y la utilidad más que con la correspondencia con una realidad objetiva.


5. Relativismo Cultural:

   - El relativismo cultural sostiene que la verdad y la objetividad son relativas a la cultura y la perspectiva individual. Cada cultura o grupo puede tener su propia verdad, y no hay estándares universales para evaluar la validez de las afirmaciones.


6. Coherencia:

   - La teoría de la coherencia sugiere que la verdad se encuentra en la coherencia interna de un conjunto de afirmaciones. Si las afirmaciones son consistentes entre sí y forman un sistema lógico, se consideran verdaderas. Esta perspectiva destaca la importancia de la consistencia lógica más que la correspondencia con la realidad.


7. Construccionismo Social:

   - El construccionismo social argumenta que la realidad y la verdad son construcciones sociales compartidas. Se enfoca en cómo las creencias y conocimientos son moldeados por las interacciones sociales y las estructuras de poder, influyendo en la formación de verdades aceptadas por la sociedad.


8. Posmodernismo:

   - El posmodernismo desafía la idea de una verdad única y objetiva, argumentando que las narrativas y discursos son socialmente construidos. Critica la pretensión de conocimiento absoluto y sugiere que las verdades son contingentes y contextualmente determinadas.


Estas posturas representan solo una muestra de la diversidad de perspectivas en torno al problema de la verdad y la objetividad. La complejidad del tema ha llevado a un continuo diálogo filosófico y epistemológico a lo largo de la historia.

TENEMOS DOS OPCIONES DE CAMINOS POR RECORRER
Realismo
Idealismo


 El realismo
El realismo científico es la visión filosófica de que el universo descrito por la ciencia es real independientemente de cómo se pueda interpretar. Por lo que es una variedad del realismo crítico que sostiene, básicamente (i) que existe una realidad objetiva, (ii) que el objetivo primordial de la ciencia es describir y explicar (además de predecir) los hechos de la realidad y (iii) que la ciencia consigue su objetivo en cierta medida y de un modo especial, gracias a la aplicación del método científico. Bajo estas premisas, hay variedades de realismo científico en relación a autores realistas científicos, los cuales hacen énfasis en diferentes características de esta concepción.

Entre los filósofos que han defendido diversas variedades de realismo científico pueden mencionarse el argentino Mario Bunge

¿Qué es el realismo en la filosofia?
En la filosofía moderna el término realismo se aplica a la doctrina que manifiesta que los objetos comunes percibidos por los sentidos, como mesas y sillas, tienen una existencia independiente del propio ser percibido. En tal sentido, es opuesto al idealismo de filósofos como George Berkeley o Immanuel Kant.

Es la orientación o actitud espiritual qué implica la preeminencia del objeto coma (res = cosa) , en razón de su afirmación fundamental de que nosotros conocemos cosas. Se refiere a la cosa reconocida como independiente de la conciencia. Los idealistas, en cambio, se aferran a la idea de que no conocemos cosas, sino representaciones de cosas o las cosas en cuanto representadas. 

El realismo es la actitud natural del espíritu humano, es la actitud del hombre común que no se plantea el problema de la adecuación entre las nociones de lo real y la realidad misma ni se imagina la posibilidad de pretende reducir todo al ámbito del sujeto que conoce: conocemos cosas y las cosas son como las percibimos. 

 Principios
1) la especie humana varía de individuo a individuo y cada hombre no es hoy lo que fue ayer. No existe una igualdad biológica psíquica entre los individuos puesto que todos son distintos en cuanto a sus cualidades físicas o sus actitudes psiquicas. 
 Si todos los hombres son distintos, pero llegan a la misma afirmación respecto de algo percibido, es porque en este algo existen elementos estables no subordinados a las variaciones subjetivas. Es decir, si el sujeto fue es el factor determinante de lo que se conoce, habría una percepción distinta para cada sujeto y no sería posible la existencia de la ciencia. 

 Sí existe intersubjetividad de los objetos de la percepción y una ciencia común entre los hombres, es porque existen unos elementos reales que las percepciones reproducen parcial o totalmente.  Este elemento está dotado de cualidades que no se subordinan a la manera de ser del sujeto.

2) Si lo real pudiese ser reducido al pensamiento o a la idea no habría explicación posible para el error.  Es decir, si la idea y el objeto fueran una sola y misma cosa sería imposible concebir  una idea inadecuada, ya que está implicada su no correspondencia con el sujeto.

3) Existe Independencia entre la percepción y los objetos de la percepción. De ello resulta que los objetos observados en tiempos diversos y sujetos a múltiples variaciones, poseen un ser real no reductible a la conciencia que lo percibe. Por  lo tanto, el realismo se apoyan la tesis fundamental de que existe una correlación o adecuación de la inteligencia a “algo” como objeto de conocimiento. 


El Idealismo
El idealismo es la familia de teorías filosóficas que afirman la primacía de las ideas o incluso su existencia independiente.

Afirma que para comprender la realidad no alcanza con el objeto en sí que es percibido por los sentidos sino que es necesario tener en cuenta las ideas, los sujetos pensantes y el propio pensamiento.

El idealismo fue de gran influencia en el pensamiento filosófico a lo largo de la historia. Motivó a los pensadores a desconfiar de la percepción de sus propios sentidos para ampliar su capacidad de comprensión de la realidad.
Fuente: https://concepto.de/idealismo-2/#ixzz7Q9um5oun

El idealismo representa una posición radicalmente distinta a la que acabamos de ver. El idealismo de Platón (427- 347) podría llamarse idealismo trascendental o de la trascendencia. 

Para Platón las ideas representan la realidad verdadera, dirás que la realidad pies sensibles serían miras copias imperfectas. En el idealismo clásico la previa existencia de las ideas es la que condiciona la posibilidad de ser y conocer en el mundo empírico. De ahí la enseñanza de la Academia de qué las ideas son como el sol ilumina y torna visible las cosas. 

El idealismo moderno parque de la afirmación de qué las cosas no existen por sí mismas, sino en la medida y en cuanto sean representadas o pensadas. Sólo podemos hablar de lo que se inserta en el dominio de nuestro espíritu y no de las cosas como tales. Nada puede ser, sin ser necesariamente percibido o pensado. 

Se trata de la actitud opuesta al realismo para el que el conocimiento es una captación de la cosa, una aprehensión de lo real. En el idealismo se subordina todo a esquemas o formas espirituales, se declara que el hombre cuando conoce no copia una realidad exterior a él y que le viene nada, sino que crea un objeto con los elementos de su subjetividad.

El idealismo llega a afirmar que lo que se conoce no sol las cosas, sino las imagenes de las cosas (George Berkeley 1685-1753).  Hume decía que el hombre no conoce las cosas , sino la representación que nuestra conciencia elabora acerca de ellas.

Características del idealismo
Según el idealismo, la realidad se conoce por medio del intelecto y la experiencia.

Requiere del intelecto que le permite formar una idea determinada de las cosas que percibe a través de los sentidos.

La razón no se identifica con lo finito o material sino que alcanza lo infinito, como puede ser la concepción de la existencia de Dios.

La manera de conocer la realidad, es decir, a los objetos en sí mismos, es por medio del intelecto y a través de la experiencia.

No se conforma con lo que en apariencia perciben los sentidos sino que está ligado a una realidad superior de la consciencia del ser.


Fuente: https://concepto.de/idealismo-2/#ixzz7Q9vBVl3U
 

VERDAD —en griego   ALETEHIA
                      = quitar el velo del olvido, el velo que cubre (a la verdad) 

Cuando en la antigua Grecia, se entró en contacto con las culturas que poseían conocimientos y saberes técnicos (astronomía babilónica, arquitectura egipcia), buena parte de las explicaciones míticas entraron en crisis. Los griegos desafían las viejas explicaciones, las discuten y tratan de desvelar la realidad (aletheia, verdad en griego, literalmente, sin velo).
Cómo se hizo? Se quitaron los velos del mito usando el logos  (la razón). GERMEN DE LA ACTITUD CIENTIFICA

Nueva actitud ante el conocimiento de las cosas.

NO SE DAN EXPLICACIONES A PARTIR DE  RELATOS NO VERIFICABLES.  
LAS COSAS Y LOS HECHOS COMIENZAN A EXPLICARSE A PARTIR DE SU OBSERVACIÓN.

La realidad se explica a través de la observación.
Búsqueda de los primeros principios y las causas de las cosas.
A partir de la razón se llega a la abstracción, mediante  el cual se formulan conceptos universales que van más allá de los hechos particulares de las experiencias de la vida cotidiana obtenidos a través de los sentidos.

Los griegos se preguntaron porqué ocurren las cosas, de una visión mítica pasaron a una visión reflexiva sobre la realidad.

Ciencia especulativa, no teórica (excepto Pitágoras y Arquímedes).
Tales de Mileto, Anaximandro, Empedócles, Leucipo, Demócrito, Hipócrates.



LA VERDAD

En latín la palabra usada es veritās, de la cual derivan la palabra española verdad y sus afines en otras lenguas romances, 
como verità en italiano o verité en francés. En griego el término usado es alétheia (αλήϑεια), cuyo significado  etimológico es: sin velos, desvelada. Para el hebreo clásico el término אמןכה emuná significa primariamente «confianza», «fidelidad». 
El término hebreo אמת eméth (relacionado directamente con אמןכה/ emunah [actualmente se pronuncia emuná] ), a menudo traducido “verdad”, 
puede designar aquello que es firme, digno de confianza, estable, fiel, un hecho veraz o establecido.

La verdad, la verdad informativa, la objetividad  y el criterio ético del informador II
Brajnovic se propone demostrar que sin la verdad no hay información. Sostiene que el informador no puede ser cualquiera, sino una persona especialmente capacitada para ello.  Esa capacitación debe ser tanto individual como moral, pues solo quien sabe y conoce lo que sabe puede informar sobre algo. 

La diferencia principal que existe entre un hombre cualquiera y un periodista, en cuanto a su capacidad de captación de la verdad, radica precisamente en que en el informador no puede faltar ese “sentido” de lo que es verdadero. En esa capacidad de distinguir lo verdadero de lo falso, la realidad de la fantasía, radica la verdadera condición de periodista junto a la capacidad de transmitir un mensaje comprensible a través de los medios.


La verdad informativa es una verdad posible, humanamente alcanzable según las circunstancias, particularidades y condiciones en las que se encuentra la propia materia de la información en el momento de darla a conocer por el informador. 

Lo que hace accesible al destinatario de la información el contenido informativo es el lenguaje, que, para cumplir con su función, tiene que ser comunicable, es decir, conocido por parte del que se informa y conocido y usado correctamente por el que informa.

Como causa formal de la ciencia de la información, el lenguaje empleado bajo la forma de palabras, frases, signos, señales o símbolos, debe ser claro, seguro y coherente para proporcionar un saber o un conocimiento.  El mensaje informativo debe ser comunicable, suficientemente comprensible para los que lo reciben.

NOTIFICAR
El núcleo de la definición se encuentra en la afirmación que la información notifica  (hacer saber) hechos, datos, conocimientos, etcétera.  Etimológicamente hablando, la  palabra "notificar" deriva de los conceptos notus (conocer) y facere (hacer), lo que  literalmente podría recogerse como "hacer-conocer".
La información es inseparable de la verdad, de la mayor exactitud posible y de la  realidad que transmite o notifica.   Más aún, afirma el profesor español, si la  información no es veraz, o si carece de la mayor exactitud posible, no es información, aunque a veces reciba equivocadamente ese nombre.  De modo tal que todo aquello que sea falso, inexacto, engañoso o inexistente, no es ni será  jamás una información.

Ahora bien, no todo lo que tiene "forma" de información o su apariencia es una  información verdadera.  Ni tampoco todo lo que se transmite o se comunica por los  cauces y medios informativos es información. Veamos a continuación las principales características que debiera tener la  información auténtica:  a) Es verdadera o real; b) Es comunicable, lo que supone y  obliga a manifestar en su elaboración claridad en el lenguaje y correcta adecuación de  los símbolos empleados y c) Es comprensible o inteligible por el destinatario, puesto  que si el presunto receptor del mensaje informativo no lo capta, si no lo entiende , el  proceso resultaría incompleto .

La Verdad informativa y las causas de la Información
Sabemos que todo lo que existe tiene una causa; la causa material (lo que hace surgir o ser algo); la causa formal (lo que se recibe existiendo); la causa eficiente (lo que proporciona esta existencia) y la causa final (aquello por lo que se da o se justifica la existencia de algo).

Refiriéndose a la información, en su imprescindible obra "El Ámbito Científico de la Información", el profesor BRAJNOVIC sostendrá que a) La causa material es la verdad informativa, con respecto a una realidad, unos datos, conocimientos y opiniones; b) La causa formal es la comunicabilidad que incluye la claridad y, en su caso, la exactitud del lenguaje empleado en el proceso informativo; c) La causa eficiente es la necesaria comprensión o intelección del destinatario del mensaje informativo y d) La causa final (thelos) es la relación interpersonal entre el informador y el informativo para el mejoramiento cultural y del entorno del hombre y, por tanto, para el mayor progreso humano.  (BRAJNOVIC, L. 79:58).

Brajnovic se propone demostrar que sin la verdad no hay información. Sostiene que el informador no puede ser cualquiera, sino una persona especialmente capacitada para ello.  Esa capacitación debe ser tanto individual como moral, pues solo quien sabe y conoce lo que sabe puede informar sobre algo. 

La diferencia principal que existe entre un hombre cualquiera y un periodista, en cuanto a su capacidad de captación de la verdad, radica precisamente en que en el informador no puede faltar ese “sentido” de lo que es verdadero. En esa capacidad de distinguir lo verdadero de lo falso, la realidad de la fantasía, radica la verdadera condición de periodista junto a la capacidad de transmitir un mensaje comprensible a través de los medios.

La verdad informativa es una verdad posible, humanamente alcanzable según las circunstancias, particularidades y condiciones en las que se encuentra la propia materia de la información en el momento de darla a conocer por el informador. 

Lo que hace accesible al destinatario de la información el contenido informativo es el lenguaje, que, para cumplir con su función, tiene que ser comunicable, es decir, conocido por parte del que se informa y conocido y usado correctamente por el que informa.

Como causa formal de la ciencia de la información, el lenguaje empleado bajo la forma de palabras, frases, signos, señales o símbolos, debe ser claro, seguro y coherente para proporcionar un saber o un conocimiento.  El mensaje informativo debe ser comunicable, suficientemente comprensible para los que lo reciben.

La causa final de la información es el enriquecimiento cultural e intelectual, teórico y práctico del hombre y la sociedad.

La verdad informativa requiere la capacidad del hombre de diferenciar la verdad de la falsedad y eo ipso de conocer la evidencia objetiva, está garantizada por la conciencia reflexiva en el mismo acto de juzgar, es decir, por la llamada reflexión completa sobre su propia experiencia, sobre la experiencia de los demás, sobre las situaciones y circunstancias o sobre la analogía de las nociones conocidas. Habiendo admitido que es posible conocer la verdad y por lo tanto, la realidad de un objeto (Suceso, dato, hecho o saber), también se admite que la causa material de la información es la verdad sustancial de ese objeto suceso, dato, hecho o saber. Pero por qué? Lo es porque el contenido mismo de la información no puede ser otro que la verdad referida a una realidad sobre la que se informa.

Significa esto que para hacer por ejemplo, periodista hace falta un “sentido” o una capacidad especiales con las que los informadores captarían siempre la realidad la verdad sin riesgo de informar falsamente?

 Aunque se ha dicho muchas veces y de diversas maneras qué tal sentido y tal capacidad es imposible opino que no es así. El informador y por lo tanto el periodista que se dedica a la información tiene que saber sobre que informa que es lo mismo como decir que tiene que conocer y expresar la realidad que verdaderamente existe en el objeto sobre el que informa. Si no lo sabe, si no lo conoce, no puede informar. 

Si, pese a todo emplea las formas y métodos informativos para comunicar algo que desconoce o que no sabe, comete un fraude y un delito moral y profesional. Pero si lo conoce y lo sabe, quiere decir que tiene la seguridad de qué la materia sobre la que informa es ciertamente así como lo dice o transmite. 

La diferencia principal que existe entre un hombre cualquiera y un periodista, en cuanto a su capacidad de captación de la verdad, radica precisamente en que en el informador no puede faltar este sentido. No es, pues periodista aquel profesional que redacta perfectamente y que, quizás, usa los medios de comunicación social para transmitir sus ideas y sus reflexiones, o que redacta mejor que otros y que posee una curiosidad más o menos excepcional, sino aquel que además, sabe distinguir la verdad de la falsedad, la realidad de la fantasía o de las conveniencias ideológicas. 

Por consiguiente, no todo el mundo que usan los medios de comunicación social, puede ser informador en el sentido profesional y aún menos periodista, ni todo el mundo -por muy político ideológico- que sean ciertas personas puede autoritariamente ir formulando qué es y cómo debe ser la información.

La objetividad es inexistente fuera de todo aquello que deje de ser el referente, el objeto, ya que el momento en que se traslada a una noticia, que se convierte en referente, deja de ser objetivo. Desde el momento en que se relata un hecho, y no es él por sí mismo, hay subjetividad. Fatorello habla de una doble subjetividad en la noticia: la subjetividad que impone la elaboración del mensaje y, la que añade el receptor al Descodificar el mensaje que recibe. 

El fenómeno informativo se deriva del juego de las interpretaciones que dan lugar los hechos que lo conforman, ya que la la objetividad no aparece en sentido auténtico en ningún momento. Pero la objetividad plantea también un aspecto técnico, y la convierte en un hecho social intrínseco y cuantificable, como producto de consumo de la civilización actual. Este aspecto ha sido considerado por algunos sociólogos norteamericanos como la no intencionalidad del mensaje informativo. 

La no intencionalidad es una disposición psicológica del periodista, que existe, cuando los mensajes no resultan inspirativos, ni provocadores de respuestas concretas, ni agresivos, ni están cargados de intereses y propósitos previamente concebidos.

El mensaje periodístico será no intencional cuando al elaborarlo no se pretende más fin de informar al receptor y conseguir que adquiera un conocimiento claro y preciso de lo informal, sin la previa formación de ninguna opinión, que posteriormente se podría formar. Los mensajes sensitivos, por el contrario, tratan de hacernos conocer los hechos buscando nuestra participación: en la publicidad, propaganda y relaciones públicas predomina la incitación frente a la información. Este tema fundamentalmente moral, requiere un estudio sociológico o incluso jurídico para trascender el campo de la pura intencionalidad del redactor. Ángel Benito ha desarrollado una perspectiva mixta entre la filosofía y la teoría de la información. Para ello establece un cuadro de referencias ideológicas que recoge las distintas opiniones en una gama muy extensa, basados todos en el escepticismo ante la posibilidad de proporcionar informaciones perfectamente objetivas.


Dimensión de deontológica de la objetividad. 
Acabamos de ver como la exigencia de la información objetiva no tiene como base la adecuación con el objeto, si no la unicidad del sujeto informador, plasmada en los deberes éticos jurídicos. Sólo en estos términos es lícito hablar propiamente de objetividad informativa. La exigencia moral del periodista le impone para la consecución de una información precisa, exacta y completa, el respeto a la verdad y a la justicia como primero resultado. La verdad consiste en la adecuación del entendimiento con la realidad, labor que pertenece exclusivamente al informador, y que condiciona la objetividad y la credibilidad de la información

José María Desantes: “ el informador que tiene como hábito consecuente a su esfuerzo, el expresar correctamente la realidad aprehendida para comunicarla, es un informador verás la veracidad no es predicable de la información, ni del medio, como ordinariamente se hace. Es un deber y una virtud personales el informador que tiene como hábito, el aprehender correctamente la realidad que está fuera de él, la realidad objetiva, es un informador objetivo “ en la Cláusula de Conciencia Pamplona eunsa 1978.

Esta obligación moral supone la necesidad de estudiar y comprobar todos los datos y factores que encuadran el hecho noticiable. Respecto a la justicia, cabe decir que es un atentado contra el orden social no hacer uso de este deber, y cuando falta la justicia es la difusión de una información, se quebranta la libertad de los receptores.

Luka Brajnovic Incluye entre las obligaciones morales del periodista la objetividad informativa. Las obligaciones del periodistas son divulgar y difundir siempre la verdad, interpretar rectamente la opinión pública en general o la opinión postura o ideas de un grupo de la sociedad en particular, exponer sinceramente la información o la opinión propia sobre un hecho acontecimiento y servir al bien común.

El código internacional de ética periodística aprobado el 14 de marzo de 1952 por la Comisión de derechos humanos de la ONU expresan su artículo primero: “ el personal de prensa y de información debe hacer todo lo que esté a su alcance por asegurarse de que la información que recibe el público sea exacta en cuanto a los hechos. Debe comprobar todos los puntos de la información en la mejor forma que pueda. Ningún hecho debe ser voluntariamente deformado, y ningún hecho esencial debe ser deliberadamente suprimido “.



LA OBJETIVIDAD DEL MENSAJE INFORMATIVO

Dos cuestiones previas deben ser tenidas en cuenta a modo de premisa mayor:
a) si no hay un comportamiento profesional basado en el logro de la objetividad, no habra una verdadera noticia.

b) el concepto de objetividad aparece estrechamente vinculado a la distincion entre mensaje intencional y mensaje no-intencional

Bruce WESTLEY y Malcolm MCLEAN (Esquemas de estudio y modelos de comunicacion), senalan que un determinado relato de cierto acontecimiento podra ser considerado noticia, con toda precision y justicia, solo si ha sido elaborado por un emisor de mensajes colectivos con una evidente disposicion psicologica de no-intencionalidad.(MARTINEZ ALBERTOS, La Noticia y ..., 1978)

Hay que distinguir a estos emisores que ellos llaman codificadores, de otro tipo de emisores, denominados comunicadores.

El codificador es aquel emisor que actua con el proposito de ser, simplemente, un mediador entre el publico receptor de los mensajes y aquellos acontecimientos que dan origen a dichos mensajes.  El codificador funciona como un seleccionador de datos (gatekeeper) que los filtra y selecciona de acuerdo a su importancia y valor para la atencion de las demandas sociales del publico.

"Su papeles equivalente al de una cadena de transmision o un canal (channel roles) que amplia y hace mas extensas las posibilidades existenciales de los receptores". (MARTINEZ ALBERTOS, p. 82)

El periodista (codificador-mediador-canalizador) es un operador semantico que actua como un agente al servicio del publico, para seleccionar y transmitir no-intencionalmente mensajes que estan normalmente fuera del alcance del sujeto colectivo para quien trabaja. 

Para que haya noticia periodistica, el primer requisito es que unos emisores-codificadores seleccionen y difundan determinados relatos para hacerlos llegar a unos sujetos receptores, que aguardan dichos mensajes con la esperanza de hallar en ellos una satisfaccion inmediata o diferida de sus necesidades informativas, mediante la cual consiguen elaborar un cuadro de referencias personales validas para entender el contexto existencial en que viven.

La conversion de un hecho en noticia (acontecimiento que se transforma en relato) es una operacion linguistica gracias a la cual se sonsigue cargar de determinado significado a una secuencia de signos verbales. Esta es la tarea especifica de los periodistas, y en esta operacion linguitica existe siempre, necesariamente una dosis 
importante de interpretacion.

El segundo requisito de la noticia es que la difusion por parte de los sujetos emisores debe realizarse con animo de objetividad: la necesaria manipulacion interpretativa ha de llevarse a cabo con una evidente disposicion psicologica de no intencionalidad atribuible al codificador. 

ACOTACIONES AL CONCEPTO DE OBJETIVIDAD
1.- Es necesario tener en cuenta que no todos los mensajes periodisticos aparecen, ni deben aparecer, rodeados con el mismo grado de objetividad. No todos los mensajes periodisticos son iguales desde la perspectiva de su no intencionalidad. Es necesario reconocer la existencia de una gama escalonada de mensajes que se corresponden con los disntntos generos periodisticos.
Esta gama escalonada supone una progesion ascendente desde el mensaje mas aseptico y desinteresado (una nota o parrafo dentro del periodismo informativo) hasta el mas comprometido de los articulos del periodismo de opinion (un editorial advocatorio).
2.- El concepto de objetividad no puede quedar reducido a una vaga formulacion moral. La objetividad en la informacion de hechos no es una cualidad de la informacion misma exigible con referencia al objeto, sino una actitud de probidad exigible directamente al sujeto. (DESANTES)

LA OBJETIVIDAD EN EL MENSAJE PERIODISTICO
La objetividad es inexistente fuera de todo aquello que deje ser el referente, el objeto, ya que en el momento en que se traslada a una noticia (relato) deja de ser objetiva.  Desde el momento en que se relata un hecho hay subjetividad.

FATORELLO habla de una doble subjetividad en la noticia: la subjetividad que impone la elaboracion del mensaje  la que anade el receptor al decodificar el mensaje que recibe.  

El fenomeno informativo se deriva del juego de las interpretaciones a que dan lugar los hechos que lo conforman, ya que la objetividad no aparece en sentido autentico en ningun momento.

La objetividad periodistica es antes que todo una cierta disposicion psicologica del periodista, que se manifiesta, cuando los mensajes no resultan incitativos, ni provocadores de respuestas concretas, ni agresivos, ni estan cargados de intereses y propositos previamente concebidos.

El mensaje periodistico sera objetivo (no-intencional) cuando al elaborarlo no se pretende mas fin que informar al receptor y conseguir que adquier un conocimiento claro y preciso de lo informado, sin la previa induccion de ninguna opinion por parte del informador.

Los mensajes incitativos, por el contrario, tratan de hacernos conocer los hechos buscando nuestra participacion: en la publicidad, la propaganda, las relaciones publicas y el patrocinio predomina la incitacion frente a la informacion.

La posibilidad de que el periodista sea objetivo en su conformacion de la realidad a partir del conocimiento de ciertos hechos ha sido objeto de estudio para numerosos tratadistas del Periodismo.
a) DOVIFAT senala que la noticia es una comunicacion controlada y dirigida.  Puede que el periodico no sea objetivamente verdadero, pero si subjetivamente verosimil.

b) KAYSER: el narrador no es un robot y su sensibilidad afecta e inspira su vocabulario.  La informacion sera mas veridica cuanto mejor acompenada este de todos sus antecedentes.

c) FATORELLO: entiende la objetividad como neutralidad.

d) MARTINEZ ALBERTOS: La objetividad es un mito. La informacion nunca es exacta ni objetiva, es subjetiva. El enemigo de la informacion no es la interpretacion, sino las interpretaciones fragmentarias.

e) CLAUSEE: Diferencia entre el hecho y el acontecimiento informativo. Este ultimo consiste en un hecho de actualidad significativo, en el sentido de que influye en la vida personal y colectiva de los hombres.  El paso del hecho al acontecimiento informativo se consigue dando el contorno completo del hecho y analizando su contenido, sus antecedentes y repercusiones. Eso es la objetividad informativa. 

f) VOYENNE, las noticias son el resultado de un juicio. La objetividad es un acto de la inteligencia por medio del cual se construyen en el mundo exterior objetos delimitados, que mantienen una existencia distinta de la nuestra.

Frente a las posibilidades de hacer un periodismo objetivo, conviene tomar en cuenta:
* que la actualidad es una propiedad esencial de la noticia.  Esta proximidad a los hechos supone una fuente de errores de perspectiva que nunca puede superarse totalmente. El periodista tienen que saber esto y no precipitarse en afirmaciones tajantes o definitivas.
* La seleccion es tambien inevitable. Es utopico pretender decirlo del todo.
* Debe admitirse tambien un minimo de interpretacion personal, por muy partidario que se sea de la objetividad informativa.
* Tampoco tiene  la noticia porque ser siempre toma la postura del periodista. El reportero valora, interpreta, y sin embargo no debe comentar, no debe dar su opinion. Si lo hace tienen que advertirlo.
* Es inevitable tambien conceder a cada informacion un  emplazamiento determinado, asi como una cierta extension, que influirian  en al valoracion de la noticia.

Siempre en relacion con los enemigos de la objetividad ajenos al hecho informativo en si, la experiencia ha proporcilonado una amplia gama de intenciones y sentimientos del agente humano que capta y transmite la materia de una informacion.

a) la falta de veracidad consciente  buscada es lo mas opuesto a la objetividad informativa.  Este proceder es contrario no solo a la etica, sino a la misma naturaleza del periodismo.

b) es perfectamente superable la incorreccion o inexactitud en la informacion que se origina en la simple incomptencia o en el descuido.

c) el sensacionalismo es otra posible fuente de  atentados a la objetividad.
d) El periodista tiene la obligacion  de conocer sus tendencias, de advertir sus inclinaciones personales y reexaminar sus actuaciones si se ha enfrentado a los hechos precipitadamente  o sin la suficiente sangre fria. 
e) El tiempo tambien condiciona. En la carrera de la rapidez, la que pierde siempre es la verdad.
f) el espacio tambien condiciona las dimensiones de la objetividad.

ATRIBUTOS DE LA INFORMACION DIVERSOS DE LA OBJETIVIDAD
Quienes estiman en alto el valor de la prensa han encontrado y sostienen otros valores de la actividad periodistica.
a) Aunque pocos rechazan la trilogia clasica (informar, formar, entretener), algunos conceden a la formacion una preponderancia mayor incluso sobre la informacion. Sin llegar a la deformacion que pretende justificar la falsedad, algunos sostienen que la funcion periodistica consiste en orientar, en formar a la opinion publica.
b) el gran sucedaneo de la objetividad es, hoy dia, la honestidad.  Es honesto (segun BENITO): quien pone todos los medios para informarse bien; procura oir todas las versiones; no se calla nada de lo que ha percibido; rectifica cuando es necesario; no tergiversa lo que se opone a sus opiniones.

La objetividad es un problema de honestidad del informador. En sentido absoluto, la objetividad no puede darse, sin embargo, es una cualidad exigible en la noticia.
Luego, la objetividad tendra que entenderse como un comportamiento, un valor limite , un punto al que uno debe tenderse.

DIMENSION DEONTOLOGICA DE LA OBJETIVIDAD
Acabamos de ver como la exigencia de la informacion objetiva no tiene como base la adecuacion con el objeto, sino la honestidad del sujeto informador, plasmada en los deberes etico-juridicos. Solo en estos terminos es licito hablar propiamente de objetividad informativa.
La exigencia moral del periodista le impone para la consecucion de una informacion precisa exacta y completa, el respeto a la verdad y  a la justicia como primeros resultados.  La verdad consiste en la adecuacion del entendimiento con  la realidad, labor que pertenece exclusivamente al sujeto promotor de la informacion. 
"El informador que tiene como habito, consecuente a su esfuerzo, el expresar correctamente la realidad aprehendida para comunicarla, es un informador veraz.  La veracidad no es predicable de la informacion, ni del medio, como ordinariamente se hace... Es un deber y una virtud personales... el informador que tiene como habito el aprehender correctamente la realidad que esta fuera de el, la realidad objetiva, es un informador objetivo" (DESANTES, La Clausula de Conciencia, Espana, 1978)
Esta obligacion moral supone la necesidad de estudiar y comprobar todos los datos y factores que encuadran el hecho noticiable. Respecto a la justicia, cabe decir  que es un atentado contra el orden social no hacer uso de este deber, y cuando falta a la justica en la difusion de una informacion, se quebranta la libertad de los receptores.
BRAJNOVIC incluye entre las obligaciones morales del periodista la objetividad informativa. Las obligaciones del periodista son: 
a) divulgar y defender siempre la verdad.
b) interpretar rectamente la opinion publica en general o la opinion de un grupo especifico de la sociedad. 
c) Exponer sinceramente la informacion a la opinion publica, distinguiendo claramente sus opiniones personales.
d) servir al bien comun.

El Codigo Internacional de Etica Periodistica, aprobado el 14 de marzo de 1952 por la Comision de DDHH de la ONU, expresa en su articulo 1: "El personal de prensa e informacion debe hacer todo lo que este a su alcance por asegurarse de que la informacion que reciba el publico sea exacta en cuento a los hechos.  Debe comprobar todos los puntos de la informacion en la mejor forma que pueda. Ningun hecho debe ser voluntariamente deformado, y ningun hecho esencial debe ser deleberadamente suprimido". (Dicc.Per.p.73)

Por ultimo, podemos senalar unas consideraciones deontologicas en el mensaje interpretativo.  Este tipo de mensajes puede dar pie a manipulaciones, por lo que conviene conocer sus riesgos. MARTINEZ ALBERTOS senala tres puntos destacables en esta consideracion moral:
1.- La interpretacion periodistica responde a una actitud psicologica distinta de la opinion y el comentario. 
2.- Es un requisito la honestidad en el informador y el estudio del hecho y de todos los factores necesarios para la elaboracion de un correcto mensaje interpretativo.
3.-El profesionallismo del periodista es una garantia de confianza para los receptores.

VER CAPT 7 'LA OBJETIVIDAD' EN LA CONSTRUCCION DE LA NOTICIA DE M.RODRIGO ALSINA. (p. 165-180)


VIDEO RECOMENDADO
Qué es la verdad. Ana Minecan
https://youtu.be/mFdodoe2XnU?si=EIaG8BjdFBEz08M7

LECTURA POST LECTIO
Cebrián Enrique, B. (2012). Al rescate de la verificación periodística
https://ojs.ehu.eus/index.php/Zer/article/view/10633


miércoles, 27 de marzo de 2024

CUARTA SEMANA: La información y la ética / La deontología y la profesión periodística / Los Códigos

 

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La información y la ética / La deontología y la profesión periodística / Los Códigos.

La ética es la ciencia que estudia las acciones humanas en cuanto se relacionan con los fines que determinan su rectitud. En general toda ética pretende determinar una conducta ideal del hombre. Esta puede establecerse en virtud de una visión del mundo hoy los principios filosóficos religiosos, que llevan a determinar un sistema de normas. Se dividen en el general, que estudia los principios de la moralidad, y la ética especial o de ontología, que trata de los deberes que se imponen al hombre según los distintos aspectos o campos en que se desarrolla su vida.

Dentro del tema  de la realización de la moral ocupa un destacado lugar una rama eminentemente práctica de la Etica que recibe el nombre de “Deontología”.     

La Deontología es una rama de la ética que se ocupa del estudio de los deberes y derechos, especialmente de aquellos que rigen las actividades profesionales⁵. Es una disciplina eminentemente práctica, ya que se centra en cómo debemos actuar en situaciones concretas, particularmente en el contexto de una profesión²⁴.

La deontología se refiere al conjunto de deberes relacionados con el ejercicio de una profesión. Estos deberes pueden estar codificados en códigos de ética o deontológicos, que establecen las normas y principios que deben seguir los profesionales en su trabajo⁵.

Por ejemplo, en el campo de la medicina, la deontología puede incluir principios como el respeto a la autonomía del paciente, la obligación de hacer el bien (beneficencia) y no hacer daño (no maleficencia), y la justicia en la distribución de los recursos sanitarios².

En resumen, la deontología es una rama de la ética que se ocupa de los deberes y derechos en el contexto profesional, proporcionando un marco para la conducta ética en diversas profesiones.


La deontología es la teoría de los deberes particulares propios de una profesión.

Se atribuye a Jeremías Bentham, la creación  de este término, el cual lo estudia como un saber que enseña al hombre la manera de dirigir sus emociones de modo que queden subordinadas, en cuanto es posible, a su propio bienestar.

La deontología, entendida como el estudio de los deberes y derechos de los profesionales entraña una serie de virtudes y actitudes que una parte de la sociedad, los profesionales, debe efectuar para hacer posible la moralización de la comunidad.

En efecto, los deberes que estudia y prescribe la deontología nos permiten referirnos a una serie de principios o códigos de acuerdo con los cuales debe vivir y realizarse el individuo.

Ejemplo:  el conocimiento de reglas que norman la conducta de los médicos en sus relaciones con sus pacientes.  Estas reglas forman la moral profesional del galeno.

Podemos decir que la moral profesional, es el conocimiento de las facultades y obligaciones que tiene el individuo en virtud de la profesión que ejerce en la sociedad.

La importancia de la moral profesional radica en el alcance social que tienen, ya que uno de los fundamentos básicos de la moral profesional es el ser instrumento de servicios colectivos.

En este sentido, la deontología es una ética profesional de las obligaciones prácticas, basadas en la acción libre de la persona, en su carácter moral, carentes de un control por parte de la legislación pública. El fuero interno es el único tribunal que sanciona las acciones que son impropias dentro del marco ético de la profesión. La deontología es el cumplimiento de los deberes que a cada cual se le presentan según la posición que ocupe en la vida, y que están dados por el grado de compromiso y conciencia moral que se tenga con respecto a la profesión. La indagación y el acatamiento de los principios deontológicos significa dirigirse por el camino de la perfección personal, profesional y colectiva. Existen también una serie de normas cifradas en un código de ética, que están supervisadas por un colegio profesional respectivo. Muchos de esos principios pueden resumirse en los siguientes: guardar fidelidad a la institución o al patrono que suministra el trabajo; dirigirse a los colegas con respeto y consideración, evitando la competencia desleal; actualizarse con los conocimientos propios de su disciplina; guardar el secreto profesional; no sacar provecho de la superioridad del puesto para manipular o chantajear a otros; etc.

El ejercicio de una profesión no se limita únicamente al oficio como tal – con sus correspondientes deberes éticos – sino también a la conciencia moral del hombre, a  los actos, juicios    y derechos  inalienables de la persona  humana, sean o no reconocidos por las normas jurídicas vigentes.

“Por lo tanto, la deontología o moral profesional – que es lo mismo – es una parte especializada de la ética, porque considera el aspecto moral del hombre ejerciendo su profesión. Esta parte, de la ética  se fija especialmente en el contenido y en la honradez de las actividades profesionales y en los deberes- con la correspondiente responsabilidad personal de los que desempeñan tales actividades y trabajos, comprometiendo así la misma profesión”(BRAJNOVIC, p43)

La deontología es una parte especializada de la ética general, pero no es una parcela totalmente delimitada que puede estudiarse sin tener en cuenta la visión de la moral natural.

En resumen, la moralidad, el honor y la obligación de conciencia referidos al ejercicio de una profesión, se denomina “Deontología o Ética Profesional”

La deontología es la teoría de los deberes particulares propios de una profesión.

Se atribuye a Jeremías Bentham, la creación  de este término, el cual lo estudia como un saber que enseña al hombre la manera de dirigir sus emociones de modo que queden subordinadas, en cuanto es posible, a su propio bienestar.

La deontología, entendida como el estudio de los deberes y derechos de los profesionales entraña una serie de virtudes y actitudes que una parte de la sociedad, los profesionales, debe efectuar para hacer posible la moralización de la comunidad.

En efecto, los deberes que estudia y prescribe la deontología nos permiten referirnos a una serie de principios o códigos de acuerdo con los cuales debe vivir y realizarse el individuo.

Ejemplo:  el conocimiento de reglas que norman la conducta de los médicos en sus relaciones con sus pacientes.  Estas reglas forman la moral profesional del galeno.

Podemos decir que la moral profesional, es el conocimiento de las facultades y obligaciones que tiene el individuo en virtud de la profesión que ejerce en la sociedad.

La importancia de la moral profesional radica en el alcance social que tienen, ya que uno de los fundamentos básicos de la moral profesional es el ser instrumento de servicios colectivos.

En este sentido, la deontología es una ética profesional de las obligaciones prácticas, basadas en la acción libre de la persona, en su carácter moral, carentes de un control por parte de la legislación pública. El fuero interno es el único tribunal que sanciona las acciones que son impropias dentro del marco ético de la profesión. La deontología es el cumplimiento de los deberes que a cada cual se le presentan según la posición que ocupe en la vida, y que están dados por el grado de compromiso y conciencia moral que se tenga con respecto a la profesión. La indagación y el acatamiento de los principios deontológicos significa dirigirse por el camino de la perfección personal, profesional y colectiva. Existen también una serie de normas cifradas en un código de ética, que están supervisadas por un colegio profesional respectivo. Muchos de esos principios pueden resumirse en los siguientes: guardar fidelidad a la institución o al patrono que suministra el trabajo; dirigirse a los colegas con respeto y consideración, evitando la competencia desleal; actualizarse con los conocimientos propios de su disciplina; guardar el secreto profesional; no sacar provecho de la superioridad del puesto para manipular o chantajear a otros; etc.

El ejercicio de una profesión no se limita únicamente al oficio como tal – con sus correspondientes deberes éticos – sino también a la conciencia moral del hombre, a  los actos, juicios    y derechos  inalienables de la persona  humana, sean o no reconocidos por las normas jurídicas vigentes.

“Por lo tanto, la deontología o moral profesional – que es lo mismo – es una parte especializada de la ética, porque considera el aspecto moral del hombre ejerciendo su profesión. Esta parte, de la ética  se fija especialmente en el contenido y en la honradez de las actividades profesionales y en los deberes- con la correspondiente responsabilidad personal de los que desempeñan tales actividades y trabajos, comprometiendo así la misma profesión”(BRAJNOVIC, p43)

La deontología es una parte especializada de la ética general, pero no es una parcela totalmente delimitada que puede estudiarse sin tener en cuenta la visión de la       moral natural.

En resumen, la moralidad, el honor y la obligación de conciencia referidos al ejercicio de una profesión, se denomina “Deontología o Ética Profesional”

De este sencillo esquema se deduce que el ejercicio de una profesión no se limita únicamente al oficio como tal -con sus correspondientes deberes éticos-, sino también a la conciencia moral del hombre, a los actos, juicios y derechos inalienables de la persona humana, sean o no reconocidos por las normas jurídicas vigentes. Por lo tanto, la 

Deontología o Moral profesional -que es lo mismo- la podemos definir como una parte especializada de la Etica, porque considera el aspecto moral del hombre ejerciendo su profesión. Esta parte de la Etica se fija especialmente en el contenido y en la honradez de las actividades profesionales y en los deberes -con la correspondiente responsabilidad personal- de los que desempeñan tales actividades y trabajos; comprometiendo así la misma profesión. 

La Deontología es una parte especializada de la Etica general, pero no es una parcela totalmente delimitada que pueda estudiarse sin tener en cuenta la visión conjunta de la Moral natural. En resumen: la moralidad, el honor, la honestidad, el deber, la responsabilidad y la obligación de conciencia referidos al ejercicio de una profesión, se denomina Deontología o Etica profesional. Dejando a un lado los conceptos ya tratados en la Introducción y que figuran en el esquema anterior, el contenido ético está concentrado en el profesional y en la profesión, lógicamente unidos de un modo inseparable, ya que no podría existir una profesión sin los que la desempeñan m un profesional sin una determinada actividad al servicio de los demás. 

ÁMBITO DE LA ÉTICA PROFESIONAL

Todas las profesiones implican una ética, puesto que siempre se relacionan de una forma u otra con los seres humanos: unas de manera indirecta, que son las actividades que tienen que ver con objetos –como la construcción de puentes y edificios, la reparación de automóviles, de equipos de cómputo, etc.–, aunque en última instancia siempre están referidas al hombre. Así, por ejemplo, si un ingeniero diseña una carretera y se percata de que sus condiciones se prestan para que ocurra un gran número de accidentes, faltaría a su ética profesional si autoriza ese proyecto, aun cuando estuvieran de por medio intereses políticos y económicos. 

Otras profesiones se relacionan de manera directa con los seres humanos, como son los casos de educadores, periodistas, psicólogos, médicos, abogados, etc. Para estos últimos son más evidentes las implicaciones éticas de su profesión, puesto que deben dar un trato hacia los demás de persona y no de objeto. La ética de cada profesión depende de los deberes o la "deontología" que cada profesional aplique a los casos concretos que se le puedan presentar en el ámbito personal o social. La deontología es el estudio o la ciencia de lo debido (del griego: to déon, lo necesario, lo conveniente, lo debido, lo obligatorio; y de lógos, estudio o conocimiento).[28] La deontología es un conjunto de comportamientos exigibles a los profesionales, aun cuando muchas veces no estén codificados en una reglamentación jurídica. 

La profesión – determinada por el área de su actividad propia     - exige del profesional la aptitud y la capacidad de ir realizando, previa preparación para ello, un determinado y especializado trabajo público al servicio de un grupo social o de la sociedad entera, trabajo que a su vez ofrece un prestigio a la profesión y al profesional, una cierta estabilidad y un interés económico a la persona que realiza este trabajo    por vocación o por elección propia.

Lo primero que podemos decir es que no existen recetas. No hay una especie de vademécum deontológico, donde encontremos el remedio correcto con la dosis adecuada para el mal concreto que nos aqueja. Esta labor ni siquiera la cumplen los códigos deontológicos. En virtud de ello, puede ser conveniente mejorar los códigos, pero ello no garantiza un cambio de actitud. Si no existe, por parte del periodista la sólida convicción y la firme y constante voluntad de respetar y promover las normas allí expuestas, los códigos no son más que letra muerta. Se debe evitar,entonces, la ilusión del “deontologismo”.

Un código deontológico es un documento que incluye un conjunto más o menos amplio de criterios, apoyados en la deontología con normas y valores que formulan y asumen quienes llevan a cabo correctamente una actividad profesional. Los códigos deontológicos se ocupan de los aspectos éticos del ejercicio de la profesión que regulan. Estos códigos cada vez son más frecuentes en otras actividades.

No se debe confundir la deontología con los códigos deontológicos. La deontología tiene un carácter más amplio, y puede incluir normas que no figuren en ningún código particular. El código deontológico es la aplicación de la deontología a un campo concreto.

Los códigos deontológicos son mecanismos de autorregulación en el ámbito de la comunicación social, la psicología, la medicina, entre otras profesiones, pero no son el único instrumento: libros de estilo, estatutos de redacción, convenios, etc. todos contribuyen a que una comunidad profesional fije sus propios límites, en muchos países esta regulación es a través de colegios profesionales.

Toda comunidad profesional trata de mantener determinados niveles de exigencia, de competencia y de calidad en el trabajo. Por ello, controla y supervisa, de alguna manera, la integración de nuevos miembros y el adecuado ejercicio de las tareas propias de su profesión. En este sentido, algunas profesiones elaboran códigos profesionales donde se especifican consideraciones morales acerca de aspectos complejos de la vida profesional y donde, generalmente, se contemplan sanciones para el supuesto caso de que alguien viole abiertamente el espíritu de dicho código deontológico. Por supuesto, los códigos deontológicos no siempre se cumplen, y aunque se respeten, no queda muy claro quién está encargado de velar por su cumplimiento ni cuáles son las sanciones para quienes los vulneren, ni quién debe imponerlas. Para mantener el cumplimiento del código deontológico de las distintas profesiones es habitual la creación de un colegio profesional. Las normas dictadas en el código deontológico son previamente pactadas y aprobadas de manera común y unánime por todos los miembros de la profesión para la que se elaboran. Son, por tanto, pautas de conducta a seguir cuyo objetivo es realizar un determinado trabajo de forma correcta, adecuada y eficiente.


El código deontológico periodístico

De la variedad de códigos de ética periodísticos, es posible formular una normativa que sintetice lo fundamental de estos principios éticos:

Informar de manera veraz, exacta, amplia y oportuna.

Investigar e interpretar y opinar desde el interés público (del pueblo, de la sociedad civil, de los ciudadanos, del bien común de la sociedad).

Difundir, exigir y defender de manera proactiva los derechos y deberes personales y colectivos.

Fiscalizar con independencia a los poderes del Estado, del mercado y de la sociedad civil.

Esta síntesis de la ética profesional del periodista, aparentemente tan sencilla de comprender, remite a temas epistemológicos relacionados con las nociones de «verdad» y «objetividad», así como de «información» y de «valor periodístico», exigiendo una reflexión en torno a ellas que no se puede eludir si se quiere precisar a qué se está refiriendo esta regla. Ningún periodista puede adquirir un compromiso ético al respecto en forma seria, sin reflexionar sobre el preciso significado de dichos conceptos, de hecho se trata de algo imprescindible para estos profesionales.

El undo de hoy somete a los profesionales a grandes retos, como la inmigración y el racismo, catástrofes y tragedias humanitarias, conflictos armados, violencia de género, etc., y es en estos temas donde el periodista debe estar especialmente atento a las recomendaciones vertidas en los códigos deontológicos.


LOS CODIGOS DEONTOLOGICOS

Evolución general

Como base para hablar de la existencia de un código deontológico a lo largo de la historia se parte de dos supuestos:

La capacidad cultural de codificar normas de conducta. Se remonta al surgimiento de las grandes civilizaciones de la Antigüedad, aunque la existencia del periodismo como tal aún está muy lejos 

La existencia de una actividad profesional que se plantee las normas morales propias de esa actividad.

El juramento hipocrático se considera el primer ejemplo de un código deontológico. En este código se recogen una serie de obligaciones que debían cumplir los médicos, como la conservación de la vida del paciente o la salvaguardia de su intimidad.

La declaración de principios de Benjamin Harris publicada en 1690, Publick Occurrences Both Forreign and Domestick(en), se considera el primer antecedente de un código deontológico del periodismo y el primer periódico americano. Su primer -y único- número, con lo que la categoría de "periódico" perdería sentido, lo abría Harris con una declaración de los compromisos que iban a guiar su actividad editora y periodística:

Recoger y difundir las noticias con veracidad y exactitud

Acudir a las fuentes

Corregir los errores

Evitar la difusión de falsos rumores

Aunque esta declaración no constituye un código deontológico en sentido estricto, si que anticipaba las obligaciones que han venido figurando posteriormente en todos los códigos del periodismo.

El primer código del periodismo fue el de la Asociación de Editores de Kansas en 1910. En 1913 la Federación de Asociaciones del Gremio de la Prensa de EE.UU. adoptó el «Credo de la Prensa Industrial», orientado a mejorar los estándares éticos de la prensa americana, a partir de la colaboración de propietarios, anunciantes y directores.

A este código le seguirían la «Declaración de principios y Código de práctica de Missouri», adoptado en 1921 o el «Código de ética del periodismo de Oregón», en 1922.

Un año después, la recién creada ASNE (Sociedad Americana de Editores de Periódicos) adoptó su famoso código «Cánones del Periodismo», uno de los más conocidos e influyentes, y vigente hasta 1975 cuando pasó a ser la «Declaración de Principios de la ASNE». En 1926 se redacta el SPJ, Código de Ética, primer código norteamericano promovido por un colectivo de periodistas y que continúa siendo hoy en día el más reconocido entre los profesionales de EE.UU y que ha sido revisado varias veces.

Por lo que se refiere a Europa, en 1918 el Sindicato Nacional de Periodistas de Francia adoptó la «Charte des devoirs professionnels des journalistes français», revisado en 1923 y 1938; y en 1964, cuando sirvió de base a un nuevo código más completo. En las primeras décadas del siglo se aprobaron también una serie de códigos en los países escandinavos.

El primer código de radio se remonta a 1928 y fue adoptado por la Asociación Nacional de Radiodifusores de EE.UU.

En 1937 vio la luz el primer código de la publicidad, promovido por la Cámara de Comercio Internacional y que influiría posteriormente en la legislación publicitaria de diferentes países. En la actualidad lleva el nombre de «Código Internacional de Práctica Publicitaria».

Hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial el fenómeno de los códigos fue minoritario, desconocido para la opinión pública occidental e incluso para los mismos periodistas. Sin embargo, al acabar el conflicto se produjo: una toma de conciencia general del papel que los medios de comunicación en la sociedad.

Esto dio gran impulso a los códigos deontológicos y a partir de los años cincuenta y sesenta se generalizan los códigos, que ya no se limitan solo a Europa y EE.UU. A esta generalización contribuyó el proceso descolonizador de mediados de siglo y la tensión de la guerra fría, ya que los códigos fueron usados como mecanismo paro reforzar la identidad cultural y política de los dos bloques. Esta instrumentalización política ha hecho que mucho de estos códigos hayan dejado de tener sentido con los cambios políticos o sociales de los últimos años.


En los años setenta se produjo un incremento en las iniciativas de carácter internacional. Así, en 1971, los sindicatos de periodistas de la Comunidad Económica Europea —formada entonces por 6 miembros—, junto con los de Suiza y Austria, aprueban una Declaración de deberes y derechos de los periodistas, conocida como la «Carta de Munich», que recibiría el visto bueno tanto de la Federación Internacional de Periodistas (FIP) como de la Organización Internacional de Periodistas (OIP). La novedad de este documento radicaba en que recogía no solo los deberes sino también los derechos de los profesionales del periodismo.

En los ochenta, el documento de más importante fue aprobado por la Unesco en el año 1983, con el nombre de «Principios Internacionales de Ética Profesional del Periodismo»; hasta ahora el intento más consistente de crear un código mundial de ética periodística. Los antiguos códigos fueron actualizados, pero lo más llamativo fue la aparición de códigos internos en los propios medios y agencias y grupos multimedia.

Ya en los noventa se ha producido una auténtica eclosión de nuevos códigos. Hay varias razones, políticas y mediáticas:el cambio político en los antiguos países del Este ha hecho necesario introducir cambios en sus códigos para tratar de hacer frente a sus deficiencias en libertad de expresión, pluralidad y ética periodística.

En un futuro cercano, es previsible que se produzcan novedades en lo que se refiere a poscódigos de los medios audiovisuales y la aparición de códigos de medios de Internet.


Hoy en día, la opinión pública se muestra más sensible hacia la existencia de los códigos deontológicos, que han dejado de ser una preocupación exclusiva de periodistas y editores.


autoregulación

La superación de los problemas pasa por la convicción y/o conversión personal. Esto no sólo es exigible al periodista, sino también a todos aquellos implicados, incluyendo al público. Es decir, la autorregulación también es aplicable a los usuarios de los mcs.

La autorregulación representa para nosotros el mecanismo más eficaz para un recto ejercicio de la profesión periodística. La experiencia demuestra que lo que hemos denominado las regulaciones extrínsecas, como el control estatal, las leyes de prensa o simplemente la ley, si bien pueden tener algún efecto positivo, no sirven a la hora de ejercer responsablemente la actividad informativa. Como es sabido, muchas veces el cumplimiento de la ley no obedece al íntimo convencimiento de la persona, sino más bien al miedo por las consecuencias de sus actos.

Aunque existe un amplio acuerdo entre los periodistas en considerar la autorregulación como la “forma más eficaz y menos peligrosa de supervisar la conducta ética en el ámbito periodístico”, advertimos, sin embargo, por doquier que la práctica no refleja lo establecido en los códigos, Acuerdos,Convenios, Libros de Estilo, etc. Si los mecanismos de autorregulación no son el resultado de la más profunda convicción de la necesidad de un periodismo de calidad y responsable, terminan siendo letra muerta.

En el caso chileno, por ejemplo, las Orientaciones Programáticas de Televisión Nacional de Chile publicadas en 1997 bajo la dirección de René Cortazar constituyen un excelente documento para la autorregulación. Luís Ortiz Quiroga, presidente del directorio en ese entonces,afirmaba: “Estas ‘Orientaciones Programáticas’, han sido creadas como fruto de las inquietudes e interrogantes planteadas por nuestros propios periodistas y trabajadores, enfrentados a veces a situaciones o noticias cuya simple divulgación, dadas las características especiales de las mismas, ofrecen el peligro de afectar derechos de terceros o de crear conflictos de intereses en relación a nuestra normativa”. Lamentablemente estas Orientaciones, pese a que según se nos dice “no es un documento de origen cupular que se imponga a ejecutivos, profesionales o trabajadores del Canal como restricción o límites a su labor creativa” (Preámbulo), parecen no reflejarse del todo en la práctica Básicamente, la finalidad de la autorregulación es el establecimiento de un producto informativo no sólo de gran calidad, sino con una gran relevancia social, cuyo contenido cumpla con entregar a la sociedad información suficiente, veraz y oportuna, permitiendo así una adecuada participación de los ciudadanos en la toma de decisiones de la sociedad. Asumiendo que "cada vez es más frecuente que los debates, encuentros o congresos sobre ética de los medios concluyan con una apelación a la autorregulación como la mejor forma de solucionar los problemas éticos de la comunicación, (pero que)la mayoría de las veces, sin embargo, todo queda en una invocación final genérica y poco precisa, (e)incluso en más de una ocasión se tiene la sensación de que quienes hacen esta invocación no tienen claro realmente cuál es la función y el alcance de la autorregulación, qué mecanismos pueden ponerla en práctica, cuáles existen ya en nuestro país o en otros, cómo actúan y qué se puede esperar de cada uno deellos", estimamos pertinente definirla brevemente: "Bajo el concepto de autorregulación de la comunicación se agrupan una serie de mecanismos e instrumentos relacionados con la actividad de los medios que comparten el objetivo de garantizar que su actuación se ajuste a los valores y normas de dicha actividad". Otra definición: “La autorregulación consiste en un conjunto de diferentes iniciativas,acuerdos, organismos, instituciones, etc. (…) que poseen dos rasgos comunes: el objetivo de hacer efectiva la deontología de una determinada actividad o de contribuir a ello; y que quienes los crean y dan continuidad son los mismos agentes que llevan a cabo dicha actividad”.


Como efectos positivos anexos de la autorregulación, podemos mencionar los siguientes: 

a) ha sido un freno que los propietarios de los medios han opuesto a la amenaza estatal de imponerles controles, mediante leyes muy restrictivas que afectarían no sólo su libertad editorial para ejercer, por ejemplo, su rol fiscalizador;


 b) sirve también como un instrumento de defensa de las libertades de expresión e información cuando estas se encuentran amenazadas; 


c) implica, además, que los periodistas y los medios respeten voluntariamente la dignidad humana, y no sólo porque la ley se los mande; 


d) Por último, es un instrumento más en la consolidación de la confianza del público con la prensa, en la medida que no se les pide a los usuarios una especie de fe ciega en ellos, sino en forma clara, se les muestra la importancia de la existencia de una prensa libre e independiente, transparentando al publico lo más posible sus métodos de reporteo y sus fuentes de información.


Siguiendo a Hugo Aznar mencionemos las cuatro funciones elementales de la autorregulación: 

1) Establecer los principios éticos que tanto los dueños de la empresa periodística como los periodistas se comprometen voluntariamente a respetar y promover. 

2) Cooperar en la creación de las condiciones de normalidad -tanto en lo laboral como en lo profesional y lo social- para el cumplimiento de éstas. 

3)Proporcionar los elementos de juicio crítico al público sobre el desempeño de los propios mcs. 

4)Socializar los procesos de toma de decisión en los medios y el conocimiento que proviene del diálogo ético entre los periodistas. En virtud de lo dicho, no existe un solo modelo de autorregulación. Ellos puede ser muy diversos, tanto como las condiciones particulares de las naciones, o incluso de las zonas dentro de éstas donde se aplican.

Cabe precisar que la autorregulación no es equivalente a la autocensura. Tras esta última se esconde el miedo ante las posibles consecuencias políticas, económicas, personales o de otra índole que puede acarrearle la difusión (y eventualmente la ocultación) de una información. El medio o el periodista ceden ante la presión de los poderes fácticos, pero bajo otras circunstancias no lo harían 

1) Regulaciones extrínsecas

a) Jurídica: Las leyes que ordenan el funcionamiento de los mcs (conocidas generalmente como leyes de prensa) representan una forma clásica de regular y a veces de controlar a los mcs y por extensión la actividad periodística,indica, sin embargo, que

al estipular aquellos aspectos administrativos o de funcionamiento que se permiten o prohíben. Generalmente, en los diferentes ordenamientos jurídicos encontramos algunos artículos relativos a la prensa, como los referidos a la injuria y la calumnia. La experiencia buenas leyes de prensa, no hacen necesariamente buenos periodistas. La excelencia del periodista no radica precisamente en el respeto a la ley, sino en el recto ejercicio de su actividad profesional. No se puede reemplazar la

responsabilidad personal, por la responsabilidad jurídica.

La censura previa representa una forma extrema de limitar o controlar a la prensa y por ahí disminuir su influencia o rol fiscalizador en la sociedad156. Generalmente, es una herramienta que ha sido utilizada por los regímenes totalitarios para acallar la disidencia. Aunque bajo circunstancias extremas podría justificarse su aplicación, es éticamente reprobable. En casos de excepción, como Estado de Guerra o si hubiese riesgo para la seguridad del país, como por ejemplo, por divulgación de secretos de Estado (poderío militar, información estratégica, etc.), o en caso de graves catástrofes (terremotos) o epidemias, se podría justificar la prohibición de informaciones que induzcan al pánico colectivo o pongan en riesgo la seguridad del país. No obstante, su aplicación sería siempre un mal, aunque menor. La Convención Americana sobre Derechos Humanos admite, por ejemplo, las suspensiones o restricciones al ejercicio de la libertad de expresión bajo estados de excepción constitucionales, pero que sean compatibles con la misma convención. El Estado debe garantizar y promover la transparencia y equidad libertad de expresión, regulando con el acceso a las fuentes radioeléctricas, o los insumos necesarios para poder difundir noticias ya sea en forma impresa o no. Debe impedir, además, toda forma de monopolio informativo y promover el pluralismo en el sistema informativo.

En sociedades democráticas se ha aplicado la censura a ciertos filmes que son considerados injuriosos o atentatorios para ciertos sectores de la sociedad.


El fundamento último para justificar la censura en estos casos es que el público bajo estas graves circunstancias no le corresponde conocer cierta información que puede perjudicar al país, a terceros inocentes o a sí mismos. En gobiernos democráticos o en estado de normalidad la censura no encuentra ninguna justificación legal o ética. Los abusos de los mcs no deben evitarse a través de la censura o de la prohibición de informar, como ha ocurrido en nuestro país. Emblemática y dramática fue la prohibición de informar en el caso del niño Zamorano Jones (1993). Este hecho ayudó a que la opinión pública culpara equivocadamente al hermano de Víctor. Pero también se pueden mencionar los casos de Mario Silva Leiva, más conocido como el “Cabro Carrera”.

Anteriormente se había aplicado esta prohibición en los casos de Alice Meyer (1986), secuestro de Carlos Carreño (1987), caso de los degollados (1990), caso del asesinato de Jaime Guzmán (1996).


b) Regulación social

El público o la sociedad operan también como reguladores de los mcs. Cada vez que el público manifiesta sus preferencias por un determinado diario o canal de televisión está ejerciendo presión a los medios. Del mismo modo, cuando manifiesta su reprobación. Los usuarios son sin duda un medio de presión, que incluso puede incidir el cambio de las parrillas programáticas en el caso de la televisión. En muchos países existen asociaciones civiles que velan por el desempeño responsable de los medios. En España existen al menos cuatro organizaciones, a saber: el Foro del Espectador, Federación Ibérica de Asociaciones de Telespectadores y Radioyentes (FIATYR), Asociación de

Telespectadores y Radioyentes (ATR) y Asociación Plaza del Castillo, que permanentemente están velando por el contenido de los medios157. En este país, por ejemplo, la cadena Tele Cinco, ante la presión de algunas de estas organizaciones, cambió sus contenidos en horario infantil considerados como telebasura y difundió 21 medidas para proteger, según sus directivos, a “los más indefensos que son siempre los niños”. Aunque para algunos españoles más suspicaces esta fue una operación más “cosmética” que ética o un cambio no de la línea editorial, sino “judicial”, en concreto los contenidos fueron mejorados.

Otra forma de ejercer presión es mandando cartas al director, presentando las quejas pertinentes ante los organismos ad hoc158, haciendo uso del derecho a réplica o exigiendo el deber de autorectificación. Pero, quizá la forma más efectiva sea (aunque a mediano o largo plazo), no ver ese programa de televisión, no comprar ese diario o revista o no escuchar esa radio.



2. Regulación intrínseca o autorregulación

Los mecanismos de autorregulación (llamada también autocontrol), adquieren su forma en los códigos de ética profesional; los consejos de prensa; el ombudsman o defensor del público, los libros de estilo, los gabinetes de prensa; las auditorias éticas, el tribunal de ética de los colegios de periodistas etc. El tipo de regulación que ejercen estos organismos es de carácter ético, a través de una serie de normativas que el periodista se obliga a cumplir. En Chile existen básicamente dos mecanismos de autorregulación: el Consejo de Ética de los Medios de Comunicación y el Tribunal de Ética del Colegio de Periodistas.

El autocontrol es el que emana directamente del propio responsable de la información (reportero, locutor, conductor de noticias, comentaristas, editores, dueños de los mcs, etc.,), sin que medie ningún organismo de por medio. Su actuar obedece al íntimo convencimiento que le dicta su conciencia moral profesional. “El principal deber moral, en cuanto al recto uso de los medios de comunicación social, afecta a los periodistas, escritores, autores, productores, realizadores, distribuidores, administradores y vendedores, críticos y demás que de cualquier modo intervienen en la  confección y difusión de las comunicaciones, pues son de absoluta evidencia la gravedad e importancia de los deberes que a todos ellos hay que atribuir en las actuales circunstancias de la humanidad, ya que informando e incitando pueden dirigir, recta o desgraciadamente, al género humano".

Creemos que una verdadera y eficiente autorregulación debería al menos considerar, a grandes rasgos, cuatro aspectos: a) Conservar lo bueno. En lo que respecta a los mcs, éstos deberían preservar aquellos principios y valores que deben guiar la labor periodística, como, por ejemplo, el amor por la verdad y el respeto por la dignidad humana. Del mismo modo, deben reconocer que la libertad de prensa tiene límites, que no sólo son jurídicos, sino principalmente éticos. A nivel del público, éste debería mantener una constante actitud crítica, que lo lleve a rechazar todos aquellos contenidos que rebajan su dignidad, o que en nada lo perfeccionan. El Estado, por su parte, debe mantener su labor reguladora y las universidades la enseñanza de la ética (general y periodística); b) Mejorar lo ya existente. Toda obra humana es siempre susceptible de ser mejorada. Nada más peligroso que "dormirse en los laureles".

Pensando específicamente en Chile, creemos que el actual Código de Ética de los Periodistas Chilenos podría ser mejorado. Está demás mencionar que los medios deben mejorar la calidad de sus contenidos;

c) Instaurar lo que aún falta. Pensando en Chile, creemos imprescindible la creación del Ombudsman.


Estamos convencidos de que la autorregulación "constituye la forma más eficaz y menos peligrosa de supervisar la conducta ética en el ámbito periodístico" (Declaración Final del XXIII Congreso Mundial de Periodistas en Recife en 1998). Del mismo modo, nos asiste la convicción de que esta autorregulación, en la actualidad, será producto de una profunda conversión personal, o no será tal. 

Miguel González opina que muchos directores y editores todavía se resisten a la autorregulación. Agrega que muchos medios no aceptan de buena gana la publicación de los fallos que los afectan.

La sociedad necesita y merece buenos periodistas, que traspasados por el amor a la verdad, empapados de una vocación de servicio público, guíen su actividad profesional con una recta conciencia profesional. Por parte del público, templanza, fortaleza, sentido crítico, para no dejarse seducir por los cantos de sirena y resistir las tentaciones y “presiones” de los medios. De parte del Estado prudencia, justicia y valentía, para abandonar toda moral relativista y una mal entendida tolerancia, que lo lleva a desentenderse de su rol de agente del bien común, permaneciendo ajeno a los apremiantes problemas éticos que afectan a toda la sociedad. La autorregulación necesita de una recta conciencia profesional: no todo lo que puede difundirse, debe difundirse. En sentido estricto es información sólo aquello que es parte de la realidad noticiable. No todo acontecimiento es noticia.

¿Qué es lo propio, entonces, de la autorregulación? Lo característico de ella es "que tanto su puesta en marcha, como su funcionamiento y efectividad dependen de la libre iniciativa y el compromiso oluntario de los tres sujetos de la comunicación: los propietarios, los gestores de las empresas de comunicación (tanto públicas como privadas), los profesionales que realizan los medios y el público que los recibe o protagoniza". Con otras palabras, la autorregulación, tiene un carácter normativo que obedece a la voluntad libre del sujeto: es un acto voluntario, es una regulación ad intra y no ad extra, impuesta desde fuera.


LECTURA COMPLEMENTARIA

UNESCO. (1983). Código Internacional de Ética Periodística. http://www.cca.org.mx/ps/lideres/cursos/platino_4/html/m6/t4/UNESCOcodigo.pdf

https://www.colegiodeperiodistas.cl/2015/05/nuevo-codigo-de-etica-del-colegio-de.html

LECAROS, M. J. (1991). ¿Quién controla a ética periodística?. Cuadernos.Info, (7), 67-83. https://ojs.uc.cl/index.php/cdi/article/view/24501





martes, 19 de marzo de 2024

TERCERA SEMANA : Valores en la formación de periodistas 2024

 



UNIDAD 1 // Tercera semana de clases // VALORES EN LA FORMACIÓN DE PERIODISTAS

5. LA PROFESIÓN Y EL PROFESIONAL COMO OBJETO DE ESTUDIO


ÁMBITO DE LA ÉTICA PROFESIONAL

Todas las profesiones implican una ética, puesto que siempre se relacionan de una forma u otra con los seres humanos: unas de manera indirecta, que son las actividades que tienen que ver con objetos –como la construcción de puentes y edificios, la reparación de automóviles, de equipos de cómputo, etc.–, aunque en última instancia siempre están referidas al hombre. Así, por ejemplo, si un ingeniero diseña una carretera y se percata de que sus condiciones se prestan para que ocurra un gran número de accidentes, faltaría a su ética profesional si autoriza ese proyecto, aun cuando estuvieran de por medio intereses políticos y económicos. 


Otras profesiones se relacionan de manera directa con los seres humanos, como son los casos de educadores, periodistas, psicólogos, médicos, abogados, etc. Para estos últimos son más evidentes las implicaciones éticas de su profesión, puesto que deben dar un trato hacia los demás de persona y no de objeto. La ética de cada profesión depende de los deberes o la "deontología" que cada profesional aplique a los casos concretos que se le puedan presentar en el ámbito personal o social. La deontología es el estudio o la ciencia de lo debido (del griego: to déon, lo necesario, lo conveniente, lo debido, lo obligatorio; y de lógos, estudio o conocimiento).[28] La deontología es un conjunto de comportamientos exigibles a los profesionales, aun cuando muchas veces no estén codificados en una reglamentación jurídica. 



¿Es la de periodista una profesión?

La profesión – determinada por el área de su actividad propia     - exige del profesional la aptitud y la capacidad de ir realizando, previa preparación para ello, un determinado y especializado trabajo público al servicio de un grupo social o de la sociedad entera, trabajo que a su vez ofrece un prestigio a la profesión y al profesional, una cierta estabilidad y un interés económico a la persona que realiza este trabajo    por vocación o por elección propia.


De esta definición se deduce claramente que la profesión es una actividad práctica y que como tal pertenece  de lleno a las consideraciones éticas. Pero, ¿qué es una  profesión?


•“Una capacidad calificada, con peculiares posibilidades económico- sociales” (Aquiles Menédez, Ética Profesional, Mx, 1962)


•“La profesión consiste en la actividad profesional puesta de una manera estable y honrada al servicio de los demás en beneficio propio a impulso de la propia vocación   y con la dignidad que corresponde a una persona humana”. (Antonio Royo Marin, Teología Moral para Seglares, Madrid, 1961 Tomo I) 


•“Aplicación ordenada y racional  de parte  de la actividad del hombre al conseguimiento de cualesquiera de los fines inmediatos de la vida”. “el oficio es el mero ejercicio de una actividad”. (Antonio Peinador, Moral profesional, BAC, Madrid 1969)


¿Periodista? Dice la RAE que es la persona legalmente autorizada para ejercer el Periodismo. Persona profesionalmente dedicada en un periódico o en un medio audiovisual a tareas literarias o gráficas de información o en la creación u orientación de la opinión pública.


La Real Academia de la Lengua tampoco nos entrega  un aporte clarificador, pues comprende al “Periodismo” como el resultante del “ejercicio o profesión de periodista”, y a estos como las “persona que corresponde, escribe o edita un periódico”.


Para los efectos de este curso, señalaremos que el Periodismo es, a la vez, una ciencia y una técnica que recoge noticias de acontecimientos, las elabora para su presentación a la opinión pública, las difunde a través de un medio de comunicación y con ello persigue unos fines: informar, orientar, prestar un servicio, educar y contribuir al bien común. (Dic. de CC y Tec. De la Inf. Edic Paulinas).


Para la consecución de dichos fines es necesaria la existencia de una organización (empresa periodística), unos profesionales expertos en la recolección y tratamiento de la información (periodistas) y un canal a través del cual hacer llegar sus informaciones a una audiencia masiva (periódico, radio, TV).


Señala la LEY 19733 SOBRE LIBERTADES DE OPINION E INFORMACION Y EJERCICIO DEL PERIODISMO (Ley de Prensa en el TITULO II, dedicado al Ejercicio del Periodismo): 

Artículo 5°.- Son periodistas quienes estén en posesión del respectivo título universitario, reconocido válidamente en Chile, y aquéllos a quienes la ley reconoce como tales. 

Artículo 6°.- Los alumnos de las escuelas de periodismo, mientras realicen las prácticas profesionales exigidas por dichos planteles, y los egresados de las mismas, hasta veinticuatro meses después de la fecha de su egreso, tendrán los derechos y estarán afectos a las responsabilidades que esta ley contempla para los periodistas. 

Artículo 7°.- Los directores, editores de medios de comunicación social, las personas a quienes se refieren los artículos 5° y 6° y los corresponsales extranjeros que ejerzan su actividad en el país, tendrán derecho a mantener reserva sobre su fuente informativa, la que se extenderá a los elementos que obren en su poder y que permitan identificarla y no podrán ser obligados a revelarla ni aun judicialmente.


Lo dispuesto en el inciso anterior se aplicará también a las personas que, por su oficio o actividad informativa hayan debido estar necesariamente presentes en el momento de haberse recibido la información.


El Periodismo es una actividad intelectual y moral práctica en la que la prudencia sintetiza, ordena y dirige las acciones directivas, gnoseológicas y artísticas, y las aptitudes y actitudes que las fundamentan, tendentes a la comunicación adecuada del saber sobre las realidades humanas actuales que al público le es necesario o útil saber para su actuación libre en sociedad” (Dr.Gabriel Galdón, 1999)


A la clásica definición del periodista como "trabajador de una empresa de prensa escrita o audiovisual que, en cuanto colaborador asalariado o colaborador regular o no, participa en la concepción y la realización de la producción intelectual de esa empresa, bien sea en el texto o la imagen o bien en la confección de ambos elementos", se han ido superponiendo otras que introducen como elemento necesario para el ejercicio profesional el cumplimiento de los principios ético-profesionales.

 

PERIODISTA ES TODA PERSONA Y SOLO AQUELLA PERSONA QUE, EN MAYOR O MENOR MEDIDA, CON MAYOR O MENOR ACIERTO, CONTRIBUYE A COMUNICAR SOCIALMENTE EL SABER SOBRE LAS REALIDADES HUMANAS ACTUALES QUE LOS CIUDADANOS NECESITAN O LES ES UTIL SABER PARA ACTUAR LIBREMENTE EN SOCIEDAD. 


EL PERIODISMO ES HOY UNA PROFESIÓN CUYO COMETIDO CONSISTE EN EL TRABAJO DE RECOPILACIÓN, SELECCIÓN, TRATAMIENTO, PUESTA A PUNTO Y PRESENTACIÓN DE LA INFORMACIÓN DE ACTUALIDAD A SER COMUNICADA CON UNA PERIODICIDAD REGULAR, YA SEA DIRECTAMENTE A TRAVÉS DE LOS MEDIA, COMO PROFESIONAL CONTRATADO POR ÉSTOS, YA SEA AL SERVICIO DE EMPRESAS, INSTITUCIONES, ORGANIZACIONES, ETC., PARA PONER LAS EN CONTACTO CON SUS PÚBLICOS INTERLOCUTORES SOCIALES, CON Y SIN MEDIACIÓN DE LA PRENSA”.[PIÑUEL RAIGADA, José Luis y GAITAN MOYA, Juan Antonio: Metodología General, Conocimiento científico e investigación en la comunicación social, Editorial Síntesis, España, 1995, p 85] 

 



d) CONCEPTO DE PROFESIÓN

(Teología Moral, A. Rojo Marín, p. 275 y ss)

La palabra OFICIO  se deriva según San Isidoro, del verbo EFFICERE, ACCIÓN.  La profesión u oficio implica siempre tres aspectos esenciales.

1.Actividad propia: la profesión  requiere siempre la propia actividad, indispensablemente.

2.Al servicio de los demás: es decir, se trata siempre de una actividad de carácter social.  La profesión  supone una sociedad organizada,     (dentro de la cual los diferentes trabajos y quehaceres se distribuyen entre los hombres para lograr, entre todos, el bien común de la sociedad.


 Esta función social de la profesión no impide, sin embargo, que se atienda también al bien particular del que la ejerce, lo que es perfectamente compatible con el bien común.   Ordinariamente este bien particular es el lucro honesto, o sea, el necesario para proporcionarse los medios de subsistencia para sí y sus familiares.


3. Por vocación o propia elección: la vocación es, en último termino, una inclinación natural   a un trabajo determinado.  Pero, no se puede confundir esta inclinación natural a un trabajo determinado. 


Pero, no se puede confundir esta inclinación natural con el interés que el sujeto puede presentar, en determinados momentos y circunstancias. Por desgracia, la profesión no siempre coincide en el objeto con la vocación.


Además de estos elementos esenciales, el concepto integral de profesión exige otros elementos complementarios.  Los principales son la estabilidad, la honradez, el espíritu de servicio y el respeto a la dignidad humana.


A) La estabilidad: Aunque no es inamovible (puede uno cambiar de profesión cuando le plazca) de ordinario, la profesión es vitalicia. Supone la consagración a ella de toda nuestra existencia humana.

B) La honradez: es una consecuencia obliga de la función social de la profesión por cuanto aquella es una contribución al bien común.

C) El Espíritu de Servicio: es una exigencia inevitable para el profesional.  El médico, abogado, militar o periodista, que no ponga su esfuerzo y su talento al servicio de los demás, o sea, el que en sus funciones no se fija más que en el aspecto económico o remunerativo de su trabajo, no merece el nombre de profesional.

D) Respecto a la dignidad     humana:  cuando la sociedad no considera más que el  aspecto económico, la utilidad material, la capacidad de producción o cualquiera otra razón por el estilo, no trata al profesional con la dignidad que corresponde a toda persona humana, dotada de inteligencia, de libertad   y de destino trascendente.     La profesión recae siempre sobre un hombre, y este no puede convertirse jamás en un  simple engranaje de la maquinaria materialista.


Teniendo en cuenta estos elementos, se puede decir, de forma descriptiva, que la profesión consiste en la actividad personal  puesta de una manera estable y honrada al servicio de los demás y en beneficio propio, a impulsos de la propia vocación y con la dignidad que corresponde a una persona humana.



Dentro de los derechos del hombre figura el derecho a la libre elección de una profesión, gracias a la cual el ciudadano tiene la prerrogativa de ejercer sus facultades y desarrollar su personalidad coayudando, al mismo tiempo, el beneficio social.


 La palabra "profesión" se deriva del latín, con la preposición pro, delante de, en presencia de, en público, y con el verbo fateor, que significa manifestar, declarar, proclamar. De estos vocablos surgen los sustantivos professor, profesor, y professio profesión, que remiten a la persona que se dedica a cultivar un arte o que realiza el acto de saberse expresar ante los demás. Con base en ello, puede decirse que la profesión es beneficiosa para quien la ejerce, pero, al mismo tiempo, también está dirigida a otros, que igualmente se verán beneficiados. En este sentido, la profesión tiene como finalidad el bien común o el interés público. Es más, nadie es profesional, en primera instancia, para sí mismo, pues toda profesión tiene una dimensión social, de servicio a la comunidad, que se anticipa a la dimensión individual de la profesión, la cual es el beneficio particular que se obtiene de ella.


En tiempos del Imperio Romano a las personas que realizaban hazañas a favor de la patria, el pueblo les tributaba gloria imperecedera para su nombre. Estos hombres por otros medios tenían asegurada su subsistencia y no aceptaban dinero como pago a su labor, solamente recibían los "honores" concedidos por su comunidad. La fuerza que los movía era el cumplimiento de sus deberes, tanto en relación con los demás como consigo mismos, en aras de contribuir a la prosperidad comunitaria. En nuestro tiempo, la remuneración o estipendio que se le da al profesional como sueldo periódico recibe el nombre de honorarios.


 A la luz de estos elementos, el ejercicio de la profesión significa el actuar principalmente con vistas al bien común y en segundo término como medio para el beneficio personal. El individuo es interdependiente de su sociedad y por eso la realización de todas sus capacidades sólo es posible en una sociedad capaz de propiciarlas. Resulta absurdo buscar el propio beneficio, sin importar el beneficio comunitario, porque lo que pase en cualquier colectividad siempre afectará para bien o para mal a todos sus integrantes. Con claridad meridiana Pericles afirma: "Es más útil para los particulares una ciudad próspera en su conjunto, que otra que disfruta de buena fortuna para muchos de los ciudadanos, pero que está decaída como totalidad, pues un hombre cuyos asuntos personales marchan bien, no por ello deja de perecer en unión de su ciudad cuando aquélla es arruinada, mientras que el desafortunado se salva mucho mejor en una ciudad de próspera fortuna


Se define la “Profesión” como la actividad o trabajo aprendido, mediante el cual el individuo trata de solucionar sus necesidades materiales y los de las personas a su cargo, servir a la sociedad y perfeccionarse como ser moral.     La profesión es el fruto de la más genuina expresión humana: “la vocación” tiene profundas raíces éticas.



Al término "profesión" debe asociársele la idea de "servicio", pues, al hablar de las profesiones, existe una conexión entre la práctica profesional y la vocación que se tenga hacia ella. La palabra "vocación" procede del verbo latino "voco", que significa llamar o convocar. 


La vocación es el llamado que sentimos en nosotros mismos para profesar un espíritu de servicio en aras del bien universal. En alemán el término "Beruf" tiene el doble significado de "profesión" y "vocación", lo cual remite a una concepción religiosa del trabajo en donde Dios le hace un llamado al hombre para que lo cumpla a través del desarrollo de su profesión.


La conciencia de servicio y responsabilidad social es una misión divina que todo ser humano debe descubrir, como forma de realización en la tierra. La profesión adquiere un carácter sagrado y puro, que se basa en el servicio altruista a la sociedad, para que los demás vivan mejor, el mundo progrese y, consecuentemente, nosotros también progresemos. El que no vive para servir no ha encontrado su llamado para vivir. Por eso en toda profesión existe un cumplimiento de deberes, dados por designio divino (sentido religioso), y como manifestación del amor al prójimo y servicio a los demás (sentido ético). 


El predominio de los intereses egoístas, el afán de lucro y la ciega obtención de las utilidades propias de una categoría social, significan la manera de desvirtuar y degenerar la profesión.


Las diversas profesiones surgen históricamente a raíz de la progresiva división del trabajo. Por lo común se distingue la profesión –que se adquiere a través de una larga preparación universitaria– de los oficios o trabajos manuales, en donde lo que predomina es el carácter empírico. Lo importante es establecer que, para alcanzar un óptimo desarrollo laboral y humano, tanto las profesiones como los oficios requieren que las personas que los ejerzan sean excelentes, creativas e innovadoras. Resulta injustificado hablar de trabajos serviles, pues todo trabajo tiene una dignidad inalienable. 


Por eso en el trabajo concurren dos dimensiones:

A) la sub-jetiva, o sea, el ser humano o el sujeto que trabaja; y B) la objetiva, o sea, la obra o el objeto producido por el trabajo. Estas dos dimensiones son inseparables e igualmente importantes. 


Lo que un niño hace para darlo como obsequio tiene valor sobre todo porque el niño lo hizo (dimensión subjetiva) y menos por el regalo mismo (dimensión objetiva). Por eso la raíz más profunda del trabajo humano es la que procede de su intimidad, su creatividad y su libertad, para luego proyectarse en la obra que construye, pues nada hay en el hombre que se parezca tanto a sí mismo como aquello que hace. Antes de realizar un trabajo existe por parte del profesional esfuerzo, dedicación, amor, diligencia, responsabilidad, preparación académica, que luego se traducirán en una obra digna de su creador. Así como somos imagen de Dios, tenemos una naturaleza divina e inmortal porque somos la obra de un ser divino e inmortal. Proporcionalmente, las cosas que creamos llevan nuestro sello personal y son semejantes a nosotros. De esta manera, en todo trabajo, independientemente del valor económico que le corresponde, el hombre se dignifica y ennoblece a sí mismo, y hace que el mundo progrese y sea más humano. Por tanto, el trabajo es un instrumento mediador que le permite al ser humano humanizar y dotar de dignidad los seres que crea en el mundo. Un aspecto esencial de la naturaleza humana es el de su trascendencia individual y, por consiguiente, el de su trabajo. El ser humano después de la muerte puede trascender a través de las cosas buenas que haya hecho, que, en el caso del trabajo, corresponde a su contribución a luchar, desde su puesto, por una mejor humanidad. El valor de una profesión se mide por el grado de servicio que hagamos al bienestar general.


Debemos considerar que todo trabajo es digno, merece profundo respeto y tiene que ser justamente retribuido. Desde el trabajo de limpiar las cloacas hasta el de Presidente de la República, son puestos útiles e importantes al contribuir al desarrollo de la colectividad. Desde un punto de vista particular y subjetivo, sustentado en estereotipos sociales, los diversos trabajos tienen un determinado estatus y se los aprecia diferente en relación con otras ocupaciones en donde suele predominar el trabajo corporal; pero desde un punto de vista universal, que es el de la especie humana en su conjunto, no hay jerarquías en los trabajos: todos son necesarios e interdependientes. En suma, a través del trabajo cada individuo, de acuerdo con su vocación y aptitudes, se transforma a sí mismo y a la realidad existente, proyectándole sus valores humanos. Debe atenderse que el verdadero sustento de una profesión es la condición de persona. En el momento en que separamos nuestra humanidad de la profesión es cuando se termina privilegiando únicamente lo económico y lo material, y engendrándose una alienación en la que el trabajo se vuelve una mercancía, vendible al mejor postor. En toda actividad que deshumanice y haga perder los valores inherentes a la condición de persona, sólo por obtener dinero, tenemos la obligación, como miembros de la especie humana, de denunciar y rechazar. 


Con base en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada en París, el 10 de diciembre de 1948, en el seno de la Organización de las Naciones Unidas, pueden considerarse los siguientes artículos que, en torno a la dignidad del trabajo, siempre debemos velar por su cumplimiento:


Artículo 23. 1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.


2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.


3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.


4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.


Artículo 24. Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.[27]



La profesión  tiene una dimensión  específica de servicio, a través de la cual el individuo colabora    al bien común de la sociedad.  Esta inserción en la sociedad, le otorga al profesional:

•Una identidad propia (el nombre social)

•Una personalidad (un modo específico de mirar la realidad y actuar sobre ella)

•Una determinada posición social


La profesión es entonces lo que el hombre hace públicamente.   Al ser una forma de actividad, la profesión es un trabajo.   El trabajo es un acto propio del hombre, es    un monopolio de la persona humana donde se ponen en juego las facultades superiores del nombre.


El periodismo es trabajo, pero ¿es una profesión?


LECCIÓN 6

Reconocer la incidencia de los valores en la formación de los Periodistas

Virtudes y valores en el Periodismo

Antoine, C. (2005). Qué enseñamos cuando enseñamos Deontología del Periodismo.




Yañez

Digamos anticipadamente que el periodismo es relativamente fácil de describir, pero difícil de definir o, al menos de encontrar una definición que agote todo su ser. Aunque existen múltiples definiciones (no todas ellas son coincidentes), la mayoría de ellas tienen un carácter descriptivo. El ser o esencia del periodismo difícilmente se agotará en la descripción de sus fines o funciones.


Suele mencionarse como la primera definición, aquella que dio el filósofo alemán Georg Hamann el año 1777: “narración de los acontecimientos más recientes y más dignos de recordar, impresos sin orden y coherencia especial”. Victor Hugo sostenía que el periodismo era una especie de subgénero de la literatura.


Como se puede apreciar, ambas definiciones responden a lo que era el periodismo en esa época y, por lo tanto, no reflejan fielmente lo que esta actividad es en la actualidad. Atendiendo a las nuevas circunstancias en las que se desarrolla la actividad informativa, Luka Brajnovic define el periodismo como “la búsqueda, reunión, redacción, transmisión y explicación de noticias generalmente a través de los mcs. El principal objetivo del Periodismo es la información, aunque no exclusivamente teniendo en cuenta las realidades prácticas de unos periodismos tendenciosos, supersensacionalistas o superfluos y moralmente dañosos”.


Para Eric Hodgins del Time, el periodismo es “llevar información de aquí y de allá, con precisión, perspicacia y rapidez, y en forma tal que se respete la verdad y lo justo de las cosas y así, lenta aunque no inmediatamente, se vuelva más evidente”. Una definición bastante completa (descriptiva) de periodista es la de la UNESCO: “cualquier persona, de cualquier nacionalidad, que tenga un empleo fijo remunerado como director, reportero, fotógrafo, cameraman o técnico de prensa, radio, televisión o servicio de noticias filmadas, que ejerza su profesión cumpliendo normas ético-profesionales; tal actividad profesional consiste en buscar, recibir o impartir información, opiniones, ideas, estudios o comentarios en publicaciones diarias o periódicas, agencias de prensa, servicios de radiodifusión, televisión o cine”.


Otra forma muy diferente de entender el periodismo y el rol de la prensa, es la visión marxista (clásica).


Lenin pensaba que un periódico es “no sólo un propagandista colectivo y un agitador colectivo, sino también un organizador colectivo”, y para Stalin la prensa era “la única arma con ayuda de la cual el partido habla a la clase trabajadora en su propio idioma, todos los días y a todas horas”. Para ambos y para los marxistas en general, la prensa es un instrumento de lucha política, es decir, un medio de propaganda y agitación política

al servicio de los intereses del partido. En este contexto, para Lenin era verdadero aquello que el partido determinaba como verdadero. La verdad en si misma no existe.

En general, las definiciones apuntan a designar todas las formas en que las noticias y comentarios sobre ellas llegan, a través de los mcs, al público. Pero sabemos que el periodismo es una actividad mucho más compleja y amplia que eso. Su “materia prima” es la noticia o la así llamada realidad noticiable. 

Concebir, entonces, al periodista como un simple técnico de la información o recolector de noticias, es una reducción.


Desde nuestro punto de vista, hay una dimensión del periodismo, la ética, que si bien no agota la esencia del periodismo, sí se acerca mucho a ella. Poniendo el énfasis en esta dimensión, proponemos la siguiente definición: "el periodismo es el ejercicio de la recta conciencia profesional en la transmisión de la realidad noticiable, a través de la búsqueda, investigación, explicación y difusión de hechos noticiosos, mediante canales especializados, con el fin de servir a la persona humana y a la sociedad". 


Como esta definición destaca la dimensión de servicio como uno de los rasgos que definen el periodismo como tal, partimos de la base de que lo que mueve primeramente al periodista es su profundo amor por la verdad.


¿Quién es periodista entonces? Según Francois Geyer, es periodista “todo trabajador de una empresa de prensa escrita o audiovisual que, en cuanto colaborador asalariado o colaborador exterior, regular o no, participa en la concepción y realización de la producción intelectual de esa empresa, bien sea en el texto o la imagen o bien en la confección de ambos elementos”.


Para la Real Academia de la Lengua, periodista es todo “compositor, redactor, autor o editor de un periódico” (20° Edición de 1984). Desde una perspectiva más bien ética proponemos la siguiente definición: “periodista es aquel profesional que, impulsado por el amor a la verdad, se esfuerza por desarrollar su vocación de servicio a través de la búsqueda, recolección, investigación y difusión de hechos noticiosos, ideas u opiniones, de forma competente y con una recta conciencia profesional”.



ACTIVADOR: ¿Quién es un buen periodista? 

La pregunta que sirve de título a este capítulo tiene múltiples respuestas, dependiendo de la concepción que se tenga del periodismo. Obviamente no pretendemos agotar el tema, sino tan solo ofrecer algunas pistas al respecto. Comencemos al revés y analicemos quién sería un mal periodista.


En una primera aproximación digamos que es aquel que no es competente, es decir, aquel que no domina o conoce las técnicas y/o conocimientos propios de su área. Mal periodista es aquí sinónimo de mal profesional. Entonces, mal periodista es aquel que está privado de un bien que le es debido, aquel que denota ausencia de un bien que debería tener, por lo tanto, carece de la perfección que debería poseer en el orden técnico. Esto se traduce en una labor deficiente y/o negligente de su parte.


En una segunda aproximación, afirmemos que mal periodista es aquel que considera su profesión sólo como fuente de beneficios económicos o fuente de ingresos, restándole de este modo el carácter de servicio que tiene la profesión y la exigencia de realización y perfeccionamiento a través del ejercicio de la misma. Un periodista que ve en la profesión solo una posibilidad de generar recursos económicos, cederá fácilmente a la tentación del relativismo, ante las presiones políticas o ideológicas, o caerá frente a las tentaciones económicas o del poder y la fama.


Por último, mal periodista es aquel que libremente falta a la verdad en su acción informativa, como por ejemplo, a través de una noticia falsa o tendenciosa, o mediante la ocultación de una información, incurriendo en el sensacionalismo o atentando contra el honor y la honra. Entonces, mal periodista es aquel que libremente transgrede las exigencias esenciales de la naturaleza propia de la actividad periodística, y, por ende, no ordena la acción de informar a su fin último, a saber: dar a conocer la realidad noticiable. 


Aquel periodista que en forma estable y sistemática falta a la verdad, se puede decir que es un vicioso, en el sentido que tiene una disposición estable hacia el mal. Entonces, mal periodista es aquel cuyos actos (periodísticos) no son conformes a la recta razón (ella es la que conoce sin error los fines que el hombre debe buscar con sus actos). Su actividad profesional, sus actos periodísticos, no se adecuan, no son conformes a la ley (moral) natural. Hay una reducción del orden del obrar (agible).


¿Qué implica ser buen periodista? Antes de responder esta pregunta, precisemos que la expresión “buen” se utiliza en un doble sentido. Por un lado hace referencia a la competencia del periodista, es decir, a su calificación profesional o técnica. Y por otra, alude al sentido ético, o sea, a su calificación moral. El primer aspecto pone el acento en el resultado de la acción periodística, en el “producto”, es decir, lo que importa es el resultado de la acción informativa, la noticia, por ejemplo. En el segundo caso, el énfasis está puesto en la acción misma, independiente del resultado. 


En una primera aproximación podemos afirmar que un buen periodista es aquel que posee competencia en el desempeño de sus labores profesionales. Él tiene un dominio de todas las técnicas, conocimientos y procedimientos que son exigidos para ejercer adecuadamente su actividad, o sea, cuenta con una sólida formación teórica, que le permite llevar estos conocimientos a la práctica en forma correcta y con calidad.


En una segunda aproximación se puede afirmar que es un buen periodista aquel que ve en su profesión una vocación de servicio. Sabe que informar al público no es un capricho, sino un deber, que responde a un acto de justicia. Quizá, como ninguna otra profesión, el periodismo está “hipotecado” por esta vocación de servicio, que se traduce en un servicio al bien común, que es, en última instancia, un servicio a la persona humana.


La vocación es aquella voz interior que mueve al sujeto a realizar tal o cual actividad. Es un llamado íntimo, que inclina a la persona a realizar una actividad determinada y ante la cual cuesta mucho resistirse, pues hay en su origen una cierta predisposición del sujeto. La vocación de servicio supone poner en primer lugar el bienestar del otro y no el propio, el de la empresa, el partido o grupo económico.


Desde esta perspectiva, es un buen periodista no solo aquel que domina los aspectos técnicos o teóricos necesarios para una información de calidad, sino aquel que es capaz de hacer de su profesión una auténtica vocación. Lo externo –la técnica- facilita de alguna manera el ejercicio de la profesión, pero no la suplanta, pues lo propio de esta son los principios que la inspiran. 

Por último, en una dimensión más profunda, buen periodista es aquel que traspasado por un profundo amor a la verdad, ejerce su actividad con una recta conciencia profesional, conditio sine qua non para un correcto desempeño profesional, pues le permite al periodista discernir sobre la bondad o maldad de sus actos informativos, evitar las tentaciones o aguantar las presiones. Con otras palabras, el buen periodista no desconoce la dimensión moral de su profesión, por el contrario, la promueve.


Al tenor de lo expuesto, se nos podría objetar que, aunque nuestra concepción del buen periodista es correcta, llevarla a la práctica sería imposible. De tal modo, nuestra visión del buen periodista es romántica, idílica, casi utópica. No desconocemos que puede ser difícil ser un buen periodista. La excelencia y calidad son siempre un gran desafío. No se debe volar como gallinas, si se puede volar   como águilas. Aquellos hombres que han dejado un gran legado a la humanidad, entre ellos muchos periodistas, han debido superar grandes obstáculos.  


(Yañez) 

6. Necesidad de las virtudes cardinales en la labor periodística

De lo anteriormente dicho se desprende la importancia de las virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza) en la actividad periodística. Sin ellas difícilmente se puede alcanzar excelencia en dicha actividad. Aunque no es el lugar aquí para desarrollar las mencionadas virtudes, digamos que cada una de ellas se aplica perfectamente a la labor del periodista. 


La prudencia, entendida como la recta determinación de los medios que hay que escoger para realizar bien una acción (la recta ratio agibilium), es una virtud (intelectual y moral a la vez) fundamental para el periodista. Ella es una suerte de “consejera” que le ayuda a discernir correctamente sobre sus actos informativos y lo dispone a actuar en forma justa. 


La prudencia no menoscaba la información, por el contrario, la hace más sensata y convincente. Un periodista prudente es aquel capaz de prever las consecuencias de sus actos o de la omisión de estos, o ponerse en todos los “escenarios” posibles. A la prudencia le corresponde la orientación hacia la acción virtuosa, disponiendo un equilibrio en la elección de los medios y teniendo en consideración la complejidad de cada situación concreta y las circunstancias particulares. 


Los tres actos de la prudencia son la deliberación o consejo, el juicio y el imperio. En el primero (deliberación) se ponderan las diferentes alternativas que se presentan. Se sopesan los pro y los contra. Acá es primordial ayudarse con el estudio o conocimiento de la realidad, de la imaginación, la memoria y la experiencia. La deliberación no se realiza sobre los fines de la acción, sino sobre los medios que conducen a ese fin. La deliberación da paso al juicio (segundo acto), es decir, se juzga acerca de los distintos medios al alcance y se precisa cuál es el mejor. Por último, el imperio, nos impele a la acción, pues no es recomendable deliberar “eternamente”. 


Los tres vicios que se oponen a la prudencia son la precipitación, la indecisión y la negligencia respectivamente. Como partes integrales de la prudencia o virtudes asociadas a ella, tenemos la memoria, que nos ayuda a sopesar las experiencias del pasado; la docilidad, para dejarse aconsejar; la circunspección, para examinar con detención cada una de las circunstancias que rodean a la acción; la rapidez, para aplicar a la obra a realizar el conocimiento adquirido y la solertia, virtud mediante la cual la persona es capaz de enfrentarse con lo repentino, lo súbito y actuar con serenidad.


En el periodista debe prevalecer el juicio de prudencia, que podría traducirse en “pensar primero y escribir después”. La prudencia no es sinónimo de astucia o cálculo racional. Estimamos que no es necesario resaltar la importancia que reviste el ejercicio de la prudencia en la actividad informativa.


No menos importante es la justicia. Darle al público lo que corresponde y no necesariamente lo que éste pide es un gran desafío. Como sabemos, el mundo de la información es complejo. El periodista está sometido a muchas presiones. Muchas veces obtener la información se convierte en un bien arduo y difícil de alcanzar. Es justamente la fortaleza la virtud que lo ayuda a perseverar en la búsqueda del bien y, a la vez, a resistir las adversidades propias de su actividad.


La templanza, por su parte, modera sus apetitos o pasiones, evitando que caiga en una serie de tentaciones que conspiran contra el buen desempeño de su actividad. La paciencia, la humildad, la studiositas son también virtudes insoslayables en el recto ejercicio de la profesión informativa.

Precisemos, por último, que las virtudes no anulan las pasiones, necesarias por lo demás en cualquier actividad, sino que las regula y las somete al dictado de la razón. 

Hay que tener presente que la universidad está al servicio de la sociedad y ha de formar profesionales con una clara vocación de servicio, la cual solo se puede realizar desde una preocupación por ser mejor para los demás. Esta búsqueda por mejorar, por crecer para los demás es el núcleo del deber de virtuosismo, el cual exige a cada informador una constante formación para ser cada vez mejor profesional.

La fortaleza es una de las virtudes cardinales que consiste en vencer el temor y huir de la temeridad.

Lo primero que hay que destacar en relación a la formación en virtudes es que su conocimiento teórico no implica necesariamente su puesta en práctica. Como precisa Soria, “los hábitos éticos no se pueden inculcar por la simple exposición de unos valores por atractivos o actuales que resulten. (…) No basta con postular valores desde fuera, es preciso lograr un clima comunitario en el que se facilite la conquista personal de

bienes prácticos desde el mismo núcleo de cada una de las personalidades jóvenes. La ética se puede aprender, pero propiamente no se puede enseñar”.


DESARROLLO

Este es el primer problema que se presenta al intentar formular un camino para la formación en virtudes: la ética propiamente no se puede enseñar, aunque sí es posible que sea aprendida. Así, el primer requisito para formar en virtudes a los futuros comunicadores es hacer patente con la propia vida su ejercicio, y ser testimonio de ese constante esfuerzo por ser mejor. Si el profesor termina por adormecerse en una tarea mecánica de enseñanza, no será posible que el alumno se acerque al deber de virtuosismo.



La universidad  a través del trabajo intelectual, lo cual permite al docente aportar

en el área de conocimiento en el que se desarrolla. Sin investigación –a diferentes niveles- en una universidad, no habría legitimidad para exigir luego a los estudiantes que adquieran el hábito de procurar ser mejores siempre. Además, a través del desarrollo intelectual se les podrá ayudar mejor a los alumnos para que desarrollen un adecuado criterio. 


información (…) el comunicador necesita criterio para distinguir bien al recoger y tratar los contenidos de la información antes de difundirlos. Y ese criterio no se inculca directamente; va unido al trabajo intelectual interdisciplinar que recibe en la Universidad y que con la experiencia se acentúa y se modela progresivamente”


Es a través del trabajo intelectual como se favorece el desarrollo del criterio, por esto se debe exigir al informador pensar porque únicamente pensando se llega a pensar mejor.

Además, no hay que olvidar que mediante esta exigencia se favorece la formación de hábitos. En particular, cuando esta exigencia de solucionar problemas se da bajo supuestos donde el tiempo es mínimo, lo que se logra es la formación de la solercia, hábito que permite dar respuestas acertadas en corto tiempo. En la información la actuación ha de ser rápida, sin caer en la prisa y precipitación.






OCTAVA SEMANA. Libertad de Expresión

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