jueves, 7 de marzo de 2024

PRIMERA SEMANA. La ética periodística en el contexto de las Ciencias de la Información 2024

 



Primera semana de clases 2024

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SEMANA 1

OBJETIVO ESPECÍFICO

CONTENIDOS

ACTIVIDAD

MATERIALES Y RECURSOS

LECCIÓN 1 y 2

6 de marzo

Presentación curso, normas de evaluación, normas de presentación de originales; uso de repositorio de documentos en línea. Organización del Trabajo semestral.

 

 

Existen las CCII, Una de ellas es la Deontología, otra es el Derecho de la Información.

Agenda del curso

Revisa y comenta este reciente informe  de Reporteros Sin Fronteras (RSF)

https://n9.cl/lqi896

Ceballos Amandi, J A. (2014). Hacia un esbozo de ética profesional. Miscelánea Comillas, 72(140 -141), 159 - 167.

 

 

 

 









PRESENTACIÓN

Un informe reciente de Future of Free Speech pone de relieve la tendencia sostenida y preocupante contra la libertad de expresión en todas las democracias.[1] Al estudiar las medidas relacionadas con la libertad de expresión adoptadas en veintidós democracias de todo el mundo entre 2015 y 2022, el informe concluye que el 78% de las principales medidas adoptadas fueron para restringir la libertad de expresión. Resulta preocupante que el número de restricciones anuales a la libertad de expresión aumente casi cada año, de nueve en 2015 a cuarenta y cinco en 2022.

 

El estudio también analizó por qué y cómo se establecieron estas restricciones. Casi el 20 por ciento de estas restricciones se impusieron explícitamente por motivos de seguridad nacional o pública, sin incluir otro casi 6 por ciento debido al COVID-19. Casi el 18 por ciento de las restricciones se aplicaron para combatir la incitación al odio, y otro 10 por ciento para combatir la desinformación o la difamación.

 

Merece la pena repetir que no se trata de restricciones a la libertad de expresión en Estados autoritarios. Son infracciones a la libertad de expresión en democracias abiertas que se supone que protegen los derechos de sus ciudadanos. Por desgracia, como hemos visto en las encuestas, incluso en Estados Unidos, cada vez más personas, a menudo de ambos bandos, creen que ciertas formas de expresión son demasiado peligrosas para permitirlas. Como vemos en este estudio, la seguridad, la incitación al odio y la desinformación son razones comunes por las que los gobiernos han justificado la restricción de la expresión. Pero estos términos no se definen simplemente como suelen pensar los partidarios de la intervención.

 

El año que ha acabado ha estado marcado también en cuanto al periodismo en un acusado descenso de la confianza de los ciudadanos en lo que hacen los medios de comunicación. Una última encuesta de Gallup, centrada en el mercado estadounidense, ha confirmado que la desconfianza en el sector ha alcanzado el mínimo histórico, desde que se tienen datos, en 1973.

 

En concreto, según la encuesta de Gallup, sólo un 16% confía «mucho» o «bastante» en los periódicos en cuanto a confianza, en 2022, cuando los picos históricos han estado incluso por encima de un 50%. En 2021, la suma de «mucho» y «bastante» sumó un 21%.

 

Como se puede ver en el gráfico superior, la línea de los que apenas otorgan confianza a los periódicos ya supera la línea de los que otorgan alguna.[2]

 

 

Esta es la primera vez que el porcentaje de estadounidenses que no confían en absoluto en los periódicos es más alto que el porcentaje combinado de «mucha» o «bastante» confianza.

 

Pero es un problema generalizado para los medios de comunicación. No hay una diferencia sustancial, por ejemplo, en cuanto a la confianza en periódicos o la confianza en los informativos de televisión. La confianza en los medios de comunicación (canales) cae también.

 

Medios de comunicación que airean noticias falsas y con muy baja credibilidad han existido siempre, pero con las actuales facilidades para crear y difundir contenidos ha aparecido una práctica relacionada con la parodia, la rumorología  o directamente con intereses políticos, sociales o económicos, de la que sólo podemos constatar su aumento, aunque  a estas alturas somos incapaces de predecir sus efectos

(Burkhardt, 2017).

 

La **credibilidad de los medios de comunicación** se refiere a la confianza que las personas depositan en la información proporcionada por diferentes fuentes mediáticas. Esta confianza puede variar según el tipo de medio y la plataforma utilizada.

 

 

La credibilidad de los medios de comunicación se refiere a la confianza que el público tiene en la veracidad, imparcialidad y fiabilidad de la información proporcionada por esos medios. En otras palabras, se trata de la percepción que tienen las personas sobre si pueden creer en la información que reciben de un medio en particular.

 

La credibilidad de los medios de comunicación es fundamental para el funcionamiento de la democracia y para el intercambio de información en la sociedad. Cuando los medios son percibidos como creíbles, el público puede confiar en que están recibiendo información precisa y objetiva que les permite tomar decisiones informadas sobre asuntos de interés público.

 

Sin embargo, la credibilidad de los medios puede verse afectada por una serie de factores, incluidos:

 

1. **Precisión y veracidad:** La credibilidad de un medio de comunicación depende en gran medida de su capacidad para proporcionar información precisa y verificada. Los errores factuales o la difusión de noticias falsas pueden minar la confianza del público en ese medio.

 

2. **Imparcialidad y objetividad:** Es importante que los medios de comunicación presenten las noticias de manera imparcial, sin sesgos políticos, ideológicos o comerciales. La percepción de parcialidad puede socavar la credibilidad de un medio y generar desconfianza entre ciertos sectores del público.

 

3. **Transparencia:** Los medios de comunicación deben ser transparentes en cuanto a sus fuentes de información, métodos de recopilación de noticias y procesos editoriales. La falta de transparencia puede generar dudas sobre la integridad del medio y su compromiso con la honestidad y la ética periodística.

 

4. **Ética y responsabilidad:** La adhesión a principios éticos y a normas profesionales es crucial para mantener la credibilidad de los medios de comunicación. Los periodistas y editores deben respetar la privacidad de las personas, evitar el sensacionalismo y actuar con responsabilidad en la presentación de la información.

 

La Ética Periodística es probablemente una de las asignaturas más importantes en el proceso formativo del futuro profesional de la información, como recuerda Desantes (1984, p. 9), especialista en Derecho de la Información que, sin embargo, la considera “la asignatura más formativa del informador en su conjunto, sin prescindir de su vertiente técnica. Entre otras cosas, porque no estudia un sector, aspecto o punto de vista de la información, sino la información entera”.

 

El argumento, se asemeja al expuesto por Joseph Pulitzer (1904, p. 667) en su célebre artículo escrito hace más de un siglo y en el que desarrollaba su planteamiento acerca de lo que debería ser la escuela de Periodismo: “Por supuesto, habrá un curso de ética […] Por encima del conocimiento, por encima de las noticias, por encima de la inteligencia; el corazón y el alma del periódico descansan sobre su sentido moral”. Es decir, ya en los orígenes de la enseñanza del P, desde los mismos albores de la enseñanza del Periodismo, al menos en la concepción estadounidense, la Ética es considerada una de las asignaturas fundamentales para el proceso formativo del futuro profesional de la información.

 

El periodista se forma en un espacio especial dentro de la Universidad. La Escuela de Periodismo es su lugar más habitual. Tener una Facultad de Periodismo (o de Comunicación, o de Información) es un asunto más complejo.  ¿Qué es lo que se enseña en la Escuela?

 

Carey (1989) escribió a finales de los años ochenta que un problema básico de la comunicación es que al ser una experiencia cotidiana es en lo último en lo que reflexionamos por ser lo más aparente, una posición que parecía explicar la poca indagación sistemática que hasta el momento se había dado sobre la complejidad del fenómeno comunicativo y sobre las distintas maneras en las que se podía objetivar a la luz de la mirada reflexiva.

 

 

La ética periodística en el contexto de las Ciencias de la Información

Las Ciencias de la Información son aquellas disciplinas de las ciencias sociales que se encargan de estudiar la esencia de los procesos de comunicación como fenómenos en sí mismos, los medios que se emplean y el conjunto semiótico que construyen, generando sus propios métodos de estudio y herramientas analíticas.

 

Hay varias subespecialidades y vínculos con otras disciplinas.

 

Las Ciencias de la Información abarcan una gran variedad de especialidades, entre las que destacan estudios sobre: comunicación social, comunicación institucional, comunicación organizacional, redes, telecomunicaciones, periodismo, publicidad, relaciones públicas, psicología organizacional y comunicación audiovisual.

 

El objeto de estudio de las ciencias de la comunicación –los procesos y fenómenos de comunicación– también lo abordan con frecuencia otras disciplinas, entre las cuales es posible mencionar a la lingüística, la sociología, la antropología social, ciencia política, la cibernética y la psicología, entre otras. Entre esas otras está la educación desde la pedagogía (educación de la niñez), hasta la andragogía (educación de adultos).

 

Tradicionalmente se entiende que la Ciencia de la Información es parte integral de las Ciencias Sociales.

 

Las ciencias sociales son aquellas ciencias o disciplinas científicas que se ocupan de aspectos del comportamiento y actividades de los seres humanos, no estudiados en las ciencias naturales. En ciencias sociales se examinan tanto las manifestaciones materiales e inmateriales de las sociedades. Las ciencias sociales fueron reconocidas como tal en el siglo XVIII. Su principal objeto de estudio es el hombre.

 

La característica diferenciadora entre las ciencias naturales y las sociales es que los seres humanos poseen habilidades cognitivas específicas que crean una conciencia y representaciones mentales abstractas que en general influyen en su comportamiento y crean unas reglas de interacción entre individuos complejas, por tanto a diferencia de las ciencias naturales introducir los hechos mentales reales o supuestos. Por otro lado las ciencias sociales, se diferencian de las humanidades en el énfasis dado al método científico o metodologías rigurosas de análisis.

 

Las llamadas Ciencias de la Información    son aquellas disciplinas de las ciencias sociales que se encargan de estudiar la esencia de los procesos de comunicación como un fenómeno en sí mismos, los medios que se emplean y el conjunto semiótico que construyen, generando sus propios métodos de estudio y herramientas analíticas. 

 

Las CCII son hoy una herramienta básica para comprender la naturaleza de las sociedades, así como la comunicación diaria entre personas o grupo de personas, sea en su dimensión institucional o comunitaria.

 

Información y comunicación s|on dos áreas conceptuales que se encuentran juntas en determinado espacio. Pero el hecho de encontrarse juntas no quiere  decir que sean inseparablemente idénticas, aunque casi toda la información necesita ser comunicada, mientras que la comunicación no tiene que ser siempre informativa. (BRAJNOVIC, L.;79:34).[3] La comunicación puede no informar. sólo pone en contacto a dos o  más   personas, a dos o  más cosas, o a personas con cosas (o animales).  En cambio, no puede existir información sin que su promotor y su destinatario sea la persona humana. La información es una "especie" del "género" comunicación.  Toda información es  comunicación, pero no toda comunicación es informativa.  Sin embargo, tampoco se  debe confundir información con Periodismo, pues no todo lo que se entiende por  Periodismo es siempre informativo, ni toda información se centra necesariamente en  hechos o acontecimientos actuales y novedosos, que son los que  más se contemplan  en las labores periodísticas.[4]

 

            A pesar de la importancia creciente que tiene la comunicación  en nuestra sociedad, su interpretación sistemática deja bastante que desear.  Predominan las  visiones parciales e incompletas, sin cauces comunes ni intentos de síntesis.  ¿Es la  información un proceso de tal naturaleza que pueda dar lugar a una ciencia particular?[5]  

 

Para BOCHENSKY, la palabra ciencia tiene, entre otras, dos significaciones  distintas pero coordinadas: se puede hablar de ella en dos sentidos, objetivo y  subjetivo.  Subjetivamente hablando, la ciencia no es otra cosa que un "saber  sistemático".          

           

Un "saber", es decir, una propiedad intelectual propia del sujeto humano individual.   Quien tiene "ciencia" posee la aptitud de entender muchas cosas de la realidad y actuar sobre ella realizando correctamente las operaciones intelectuales correspondientes.  Pero no es un saber cualquiera, sino que se trata de un "saber sistemático", ordenado, jerarquizado, estructurado.  En fin, un saber que permite a su poseedor adentrarse por caminos nuevos reconociendo las conexiones entre contenidos que, a simple vista, se ofrece dispersos.

           

Mirada entonces desde la perspectiva del sujeto, la ciencia quiere decir estrictamente conocimiento.  No obstante, sabemos que todo conocimiento, no por el  hecho de ser tal, es constitutivo de conocimiento científico.  Hay que distinguir entonces el llamado conocimiento vulgar de aquel que es creado científicamente.  

 

Existe esta Ciencia de la Información en el sentido de un conjunto sistematizado de conocimientos, dotado de un particular método de investigación que permite seguir avanzando y profundizando en el conocimiento de su objeto de estudio.  Naturalmente, la Ciencia de la Información, como  también  la Historia, Filosofía, Teología y otras disciplinas, no puede establecer leyes de validez universal, ni generar axiomas o  corolarios aplicables a las  más diversas circunstancias.

 

La información surge de la experiencia práctica, en ella encuentra sus fundamentos y razón de ser, sin embargo, son los principios teóricos los que orientan y determinan la práctica informativa.  Es por ello que Luka BRAJNOVIC sostiene que el informador profesional, es decir, el experto en la información, debería conocer  "científicamente" no sólo las formas y los procedimientos, el lenguaje y los medios  informativos, la materia informativa y las características generales de los destinatarios o del público, sino  también  los principios teóricos de la información que como tales determinan el sentido y el alcance del quehacer profesional del periodista.

 

Para abordar un planteamiento científico de la información, es útil prestar atención a la pregunta de Angel BENITO (1982) sobre el ¿para qué el estudio de una ciencia o ciencias de la información?  El académico hispano afirma que la respuesta no puede ser más simple: “para tener un conocimiento adecuado del papel que la información desempeña en la vida humana, tanto individual como social.  Esto lleva consigo el conocimiento de las consecuencias de la acción pública de los medios informativos, y ello no es posible sin investigación, sin averiguar metodológicamente cómo son esos medios, cómo actúan y cómo es el público que recibe su acción y de qué tipo es esta” .

 

Ahora bien, el que la Ciencia de la Información no exista aún como un  cuerpo autónomo de conocimientos no quiere decir que no se ha sabido ganar un lugar particular en el conjunto de las ciencias sociales.  La Ciencia de la Información tiene ya un objeto de estudio preciso y una tradición  científica valiosa en investigaciones de conjunto.  Parte de estos éxitos se deben, a juicio de Benito, a la existencia de un “concepto unificador” que abarca el contenido científico particular de las ciencias de la información.

           

Dicho concepto es el “proceso de la comunicación”, tal como lo presenta el ya citado paradigma de LASWELL (quién, dice qué, a quién, cómo y por qué medios y con qué efectos).  BENITO argumenta que las distintas ramas especializadas que pueden advertirse en las ciencias de la información, dedican su investigación al conjunto o a cada uno de los elementos del proceso por separado.

 

            ¿Cuáles son esas disciplinas especializadas que forman las ciencias de la información, diferenciadas en razón del elemento del proceso informativo que es objeto especial de su estudio?

1.         Disciplinas que se ocupan del sujeto técnico o QUIEN del proceso informativo: Etica y deontología profesional;  empresa informativa; derecho de la información.

2.         Disciplinas que se ocupan del análisis de contenido o el elemento QUE del  proceso: Análisis de contenido, crítica cultural, política internacional, etc.

3.         Disciplinas que se ocupan del público, el término A QUIEN  del proceso informativo: sociología de la opinión pública; teoría de la propaganda; sociología y psicología de la publicidad y las relaciones públicas.

4.         Disciplinas dedicadas al tratamiento de la información –el COMO del proceso-: semiología, teoría del lenguaje escrito, teoría y práctica de la redacción.

5.         Disciplinas que se ocupan del análisis de los medios de información –el CANAL-: teoría de los medios.

6.         Disciplinas dedicadas al estudio de los EFECTOS: sociología del desarrollo, psicosociología de la comunicación colectiva.

 

Hemos visto entonces como a partir de la sistematización de su objeto de estudio, se ha desarrollado paulatinamente una ciencia de la información  que ha justificado la inclusión de sus estudios a nivel superior tanto en Chile como en el extranjero. El  desafío es a  seguir con su desarrollo.

 

Aunque hay varias formas de describirlas, las CCII suelen ordenarse en torno a los siguientes conocimientos específicos y delimitados por la experiencia:

 

 

 

 

DEMEUTICA ,                                          (teoría general de la noticia)

HISTORIA DE LA COMUNICACIÓN          (historia del periodismo)

DEONTOLOGIA DE LA COMUNICACIÓN (ética periodística)

DERECHO DE LA INFORMACIÓN         (legislación periodística)

DOXOLOGIA,                                             (teoría de la opinión pública)

 

 

Ética periodística es la definición teórica y aplicación práctica permanente y obligatoria de normas conductuales y de procedimiento establecidas en un Código, que deben observar los miembros de la Orden para que su actuación profesional sea correcta y socialmente útil. Quienes ejercen el periodismo y los medios de comunicación social son importantes agentes socializadores. Tienen influencia en la formación de valores, creencias, hábitos, opinión y conductas de los distintos estamentos de la sociedad.

 

El periodismo, por su parte, se encarga de buscar, ordenar, procesar y difundir sistemáticamente la información a través de los mcs, prestando un insustituible servicio a la sociedad, y cooperando de esa manera a la consecución del bien personal y común. El avance prodigioso de la tecnología de la información ha sido precisamente uno de los factores claves que nos ha convertido en esa especie de “aldea global”3, según la expresión ya clásica de Mac Luhan.[6]

 

Creemos no exagerar si afirmamos que los mcs constituyen uno de los mayores bienes de que goza la humanidad, disponibles al alcance de (casi) todos. Pero la medalla tiene siempre dos caras. Los mcs pueden convertirse en un arma de doble filo. Su mal uso constituye eventualmente un serio peligro para la persona y la sociedad, habida cuenta del poder e influencia que detentan. Como lo atestigua la historia, la ocultación, la manipulación de los hechos, la información tendenciosa, la noticia falsa, la invasión a la vida íntima o privada, el daño injustificado al honor y la honra y el sensacionalismo entre otros problemas, acarrean generalmente nefastas consecuencias para las personas y la sociedad. Corruptio optima pesima.[7]

 

Ética / Moral

La palabra "ética" proviene del griego y tiene dos significados. El primero procede del término éthos ( rcana1.gif (486 bytes) ), que quiere decir hábito o costumbre. Posteriormente se originó a partir de éste la expresión êthos ( rcana2.gif (617 bytes) ), que significa modo de ser o carácter. Aristóteles considera que ambos vocablos son inseparables, pues a partir de los hábitos y costumbres es que se desarrolla en el hombre un modo de ser o personalidad.(1) También es el primero en hablar de una ética como una rama específica de la filosofía y en escribir un tratado sistemático sobre ella. Más tarde a través del latín se tradujo este concepto bajo la expresión mos, moris (de donde surge en castellano la palabra "moral"), que equivale únicamente a hábito o costumbre.

La ética y la moral tienen en común el hecho de guardar un sentido eminentemente práctico; sin embargo, la ética es un concepto más amplio y rico que la palabra moral. De esta manera, puede entenderse por moral cualquier conjunto de reglas, valores, prohibiciones y tabúes procedentes desde fuera del hombre, es decir, que le son inculcados o impuestos por la política, las costumbres sociales, la religión o las ideologías. En cambio, la ética siempre implica una reflexión teórica sobre cualquier moral, una revisión racional y crítica sobre la validez de la conducta humana. En tal caso, la ética, al ser una justificación racional de la moral, remite a que los ideales o valores procedan a partir de la propia deliberación del hombre. Mientras que la moral es un asentimiento de las reglas dadas, la ética es un análisis crítico de esas reglas. Por eso la ética es una "filosofía" de la moral, si se entiende la filosofía como un conjunto de conocimientos racionalmente establecidos.

 

DESARROLLO

La moral nace con la existencia misma del hombre, pues históricamente no se conoce ningún pueblo, por "salvaje" o "primitivo" que se lo quiera suponer, que no haya tenido normas, pautas o rituales de conducta. En cambio, la ética como saber teórico que justifica o legitima la conducta moral, es relativamente reciente y aparece con el advenimiento de la filosofía en el siglo VI a. C. en Grecia. Sin embargo, la práctica de una ética teórica en sentido estricto surge hasta el siglo V a. C. con Sócrates, quien hace tambalear la moral de su sociedad al proponer como primordiales los valores espirituales antes que los materiales:

 

La moral suele ser inseparable de las costumbres humanas, las cuales dependen de la época, el clima, la región geográfica o de cualquier evento circunstancial. En este sentido, la moral es cambiante y relativa a determinadas prácticas culturales. El hombre generalmente se halla determinado por los valores de la sociedad en donde vive, y por eso considera que las conductas acertadas son las que se amoldan con esos patrones. Incluso en un caso tan controvertible como el aborto, llama la atención que las mujeres de los países cuya práctica es legal suelen padecer menor remordimiento que en aquellos en que es ilegal e inmoral. Usualmente, el influjo que ejerce la sociedad sobre sus miembros siempre es mayor que el esfuerzo por educar a cada nueva generación de acuerdo con su propio y verdadero sentido. Así, la estructura de toda sociedad descansa en las leyes y normas escritas o no escritas que unen y ligan a los individuos. De esta manera, la moral es lo que no es diferente dentro de toda forma de asociación, lo mismo si se trata de la familia, una clase social, una estirpe o un Estado. El problema de fondo radica en que el hombre si es un simple ser pasivo que acepta todos los estándares de conducta que la sociedad le confiere, esta sociedad se hunde porque por lo general no son los valores más humanos los que prevalecen.

 

A pesar del incesante "cambio" de moral, lo importante estriba en establecer un criterio para delimitar las acciones buenas de las malas. Si consideramos que el ser humano es sólo un ser de costumbres, realmente no lo podríamos distinguir del animal. Pero si consideramos que es un animal con lógos, es decir, que habla y piensa, lo bueno y lo malo no sólo es elegido por la colectividad, sino por la propia razón. Muchas veces el hombre cree que piensa por el solo hecho de seguir los dictados de la mayoría y no se percata de que la sociedad, aun antes de que nazca, ya le ha escogido sus valores. Pero si alguien es capaz de reexaminar esos valores, ya sea para eliminarlos, fortalecerlos o formar otros nuevos, ello implica que también es capaz de pensar por sí mismo y de elaborar una ética o filosofía moral.

 

Por eso resulta fundamental el que la razón se convierta en una fuerza que le permita gobernar al hombre los apetitos que comparte con los animales, al dominarlos en una medida compatible con el bienestar de todo su ser. Si los seres humanos únicamente reaccionáramos ante los estímulos del medio, en nosotros sólo imperaría lo instintivo e irracional. Pero además de ello, podemos crear otorgando significados y símbolos y elevar nuestra humanidad a veces a costa del sacrificio de nuestra utilidad personal. Filósofos como Platón y Aristóteles distinguieron la razón de la sensibilidad, considerando a esta última como la fuente de las creencias infundadas[3] y como el origen de los apetitos que se comparten con los animales.[4] Asimismo, a los estoicos se les debe la división entre los animales y los hombres: a los animales les es dado como guía el instinto, que los lleva a conservarse y a buscar lo ventajoso para ellos; a los hombres les es dada la razón como la más perfecta guía y, por tanto, para ellos vivir conforme a la naturaleza significa vivir conforme a la razón.[5]

 

La racionalidad humana es el elemento que nos libera de prejuicios (ideas fundadas en la ignorancia), estereotipos (imágenes rápidas y simplificadas de la realidad) u opiniones arraigadas pero falsas, y que nos permite establecer un criterio universal o natural para regir nuestra conducta. En este sentido, la razón es capaz de penetrar en las leyes que rigen la perfección y la dignidad humanas, las cuales son válidas para todos los tiempos y todas las culturas, siempre y cuando no sean el resultado de los intereses individuales o las conveniencias egoístas. Por eso la misión de la humanidad se centra en fundamentar una ética cuyos valores sean universales y permanentes, y no el monopolio de una raza, un credo o una determinada civilización. La ética es el arte de la perfección humana que se extiende desde los individuos concretos hasta el conjunto de todos los seres racionales. En este orden de cosas, la ética es una forma saludable de vida que muchas veces implica apartarse de las prescripciones que imponen los grupos mayoritarios, en vistas a un desarrollo auténticamente humano.

 

La ética puede definirse como la ciencia normativa de la rectitud de los actos humanos según principios últimos y racionales. Esta definición se explica detalladamente de la siguiente manera:

 

 

EL CARÁCTER NORMATIVO DE LA ÉTICA

La ética es una racionalización del comportamiento humano, es decir, un conjunto de principios o enunciados dados por la luz de la razón y que iluminan el camino acertado de la conducta. Aristóteles define al hombre como un "animal racional". En tal caso la razón o el lógos es lo que le indica al hombre lo beneficioso o lo dañino, y, por consiguiente, también lo justo y lo injusto.[11] Pero al mismo tiempo es poseedor de una parte animal que lo hace mantener una conducta no-racional y que muchas veces lo aparta de su verdadera naturaleza. En este sentido, existe una dimensión instintiva que, si no está subordinada a la razón, provoca que se adopten conductas basadas en la opinión ajena, en comportamientos temperamentales o en tempestuosas perturbaciones del alma. Si la parte irracional del ser humano no se halla gobernada por la razón, a éste se le multiplican desmesuradamente las necesidades y los apetitos relativos a la comida, la bebida, los placeres sexuales y el dinero. Esta conducta irreflexiva deberá ser normada o disciplinada por la razón y la voluntad. Por eso hay que reconocer los "impulsos", "tendencias" o "fuerzas" que determinan al hombre en contra de su verdadera naturaleza, para que puedan ser encauzadas por sus mejores facultades en una medida compatible con el bienestar de la totalidad de la persona.

 

 

Como ya se ha señalado, muchas veces los fines y deberes no surgen como fruto de una reflexión propia, sino que son elegidos e impuestos de antemano por la colectividad. Incluso suelen constituir patrones de conducta que disminuyen y empobrecen el ser propio del hombre, al limitar todas sus capacidades sólo a aquellas a las que una determinada época demanda, como puede ser el "éxito" económico. El hombre, como animal que habla y piensa, también está supeditado a los apetitos, sentimientos, emociones, estados de ánimo, prejuicios o acondicionamientos sociales y psicológicos, que lo inhiben de promocionar su dimensión específicamente humana. Por eso se hace indispensable que hagamos un análisis racional y crítico, el cual reexamine los fines y deberes vigentes, ya sea para eliminarlos, fortalecerlos o crear nuevas posibilidades. Para ello no es suficiente la razón por sí sola, sino también un coraje y una tenacidad para rectificar formas de pensamiento y conducta que la mayoría de las personas, por costumbre o por temor al riesgo y a la soledad, no estarían dispuestas a cambiar.

 

(1) Espiritual: El ser humano busca desarrollar valores y virtudes relacionados con actividades espirituales que enriquecen su alma, no sólo para la vida presente, sino para después de la muerte física. La espiritualidad humana es la postulación del alma como sede principal, en cuyo terreno crecen la libertad y la responsabilidad, las obligaciones morales, la virtud desinteresada, la majestuosidad de la justicia, la superioridad del amor y la conciencia de un Dios bondadoso y activo, que constituye un modelo para la humanidad. El crecimiento de la espiritualidad se fomenta en la persecución de causas buenas y nobles, así como en la disposición para tener una comunión con lo divino, eterno y perfecto, practicando virtudes como la fe, la esperanza, la caridad, la piedad y la santidad.

 

(2) Físico: se trata del mantenimiento y desarrollo del cuerpo humano, visto no como un simple instrumento del alma sino como su complemento. Resulta erróneo exaltar el alma para menospreciar el cuerpo, como han supuesto algunas concepciones religiosas y filosóficas, ni tampoco debe plantearse una oposición o dualismo entre el alma y el cuerpo. Este último no es una máquina que se mueve por sí misma, separada del alma, como dice Descartes.[13] Debemos orientarnos, más bien, según la máxima de Juvenal: "mens sana in corpore sano" (mente sana en cuerpo sano).[14] Se trata de la armonía existente entre un estado psíquico y espiritual deseables y la buena salud física. Un cuerpo saludable y robusto favorece la obtención de un mayor vigor moral e intelectual. Como señala Spinoza, el alma y el cuerpo son dos manifestaciones distintas de una misma realidad, pues el orden y la conexión de los fenómenos corpóreos corresponden perfectamente con el orden y la conexión de los fenómenos anímicos.[15] Con ello se establece un paralelismo o una unidad psicofísica del hombre, es decir, la indisoluble relación entre los procesos psíquicos y físicos. Como, por ejemplo, cuando el alma afecta el cuerpo, las angustias, tristezas o traumas producen alteraciones en el sistema nervioso; o cuando el cuerpo afecta el alma, los desequilibrios químicos del organismo provocan estados depresivos. Por tanto, a raíz del vínculo entre el alma y el cuerpo, también debe buscarse el perfeccionamiento de éste a través del ejercicio, el deporte o la cultura física, la buena nutrición y evitar todo tipo de exceso. Estas actividades favorecen, sin duda, la adquisición de virtudes tales como la salud, la belleza y la fuerza física. Por otra parte, el ejercicio físico no debe convertirse en una moda para cumplir con un estándar social que establece un tipo de figura que se debe alcanzar, pues ello significaría vivir en función de lo que dice la colectividad y no de un auténtico aprecio por nuestro cuerpo.

 

(3) Intelectual: Consiste en el desarrollo de la mente, la inteligencia o el entendimiento. Para ello, el hombre se perfecciona a través de la educación o cultura, que lo dispone a juzgar la validez de las cosas y a pensar por sí mismo sin la guía de otros. El perfeccionamiento intelectual supone la profundización en determinados campos del conocimiento, pero implica también la adquisición de una cultura general o humanista, como ideal de la formación humana completa. Nuestra educación no debe consistir en acumular información dispersa, sino en adquirir una visión de conjunto que nos capacite para comprender y transformar el mundo. En el desarrollo intelectivo es fundamental la no fragmentación científica o cultural, pues difícilmente se podrán enfrentar problemas más allá de la rama o disciplina específica, lo que puede generar un desequilibrio de la personalidad al concentrarse en una única dirección, y sin interés, sin tolerancia y sin comunicación con los que se encuentran fuera de ella. El conocimiento es uno solo y su división en asignaturas o materias, corre el peligro de convertirse en compartimentos estancos no estructurados ni interrelacionados ordenadamente, hasta el punto de que pueden perder interés y sentido para la vida de la persona. Por otra parte, el hombre culto que fomenta el crecimiento de su inteligencia, es alguien abierto a la comprensión de las ideas de los demás, pues ello encierra un enriquecimiento aun en el caso de que no les reconozca validez. También es alguien que conoce el pasado histórico, con el fin de interpretar mejor su presente y su porvenir. Además es capaz de apreciar las novedades en su justo valor, sin convertirlas en objeto de adoración. Asimismo, el desarrollo racional implica la posibilidad de abstraer, generalizar, deducir, inducir, comparar y valorar la información recibida. De manera que el perfeccionamiento intelectual implica adoptar una posición crítica frente a los prejuicios y estereotipos que permanecen arraigados en cada época. Por eso no debe generarse una actitud pasiva frente a los saberes consolidados, sino asumir que las respuestas que se han propuesto a los diversos problemas son siempre aproximaciones a la verdad con un carácter provisional.

 

 (4) Volitivo: La voluntad es la apetencia o el deseo racional del hombre, y debe distinguirse de la apetencia como deseo sensible, que está dirigido sólo por los instintos irracionales. Puede observarse que la voluntad es el principio motor que pone en práctica las decisiones de la razón, al estar siempre subordinada a ella. Dice Platón que los tiranos no hacen lo que quieren, al hallarse gobernados por deseos sensibles que son contrarios a la naturaleza y a la ley y que no han sido dados por la razón, y, por consiguiente, no actúan conforme a la voluntad, es decir, conforme a lo bueno.[18] De ello podemos derivar que quien se deja arrastrar sin medida ni orden por apetitos de comida, bebida, placeres amorosos y dinero, no sigue la voluntad sino el puro deseo.

 

La voluntad, como principio de acción según el bien que proporciona la razón, siempre está presente en los actos virtuosos. Sin embargo, muchas veces la razón y la voluntad no operan conjuntamente sino que están al servicio de instintos irracionales. Así, por ejemplo, un hombre con el instinto de la avaricia pondrá a su "razón" a maquinar la forma de hacer cada vez mayor dinero, a la "voluntad" la someterá a empecinarse por aquellos actos que le hagan acrecentar su capital (negocios, trabajo, ahorros, etc.), y reprimirá sórdidamente los que impliquen dispendio o gasto. Por eso la voluntad debe ser una aliada de la razón y no una súbdita del deseo. No obstante, nuestra sola razón es insuficiente para alcanzar un perfeccionamiento de nosotros mismos, a menos que contemos con el ánimo, el empeño y la disciplina (la voluntad) para ponerlo en práctica. Nuestro desarrollo volitivo se forja con la realización constante de virtudes tales como el respeto, la perseverancia, la valentía, el pudor, la moderación, la responsabilidad y la lealtad.

 

(5) Afectivo: El ser humano debe pulir sus emociones no desde una perspectiva egoísta y utilitaria, sino teniendo apertura hacia las necesidades de los demás. Ser "afectuoso" significa un conjunto de actos o actitudes que demuestren sentimientos tales como la bondad, la benevolencia, la devoción, la protección, la comprensión, la compasión, el cariño, la gratitud, la ternura, la confianza, y se caracterizan cuando la persona, en una situación dada, "toma cuidado de" o "se preocupa por" otra persona. En este sentido, el afecto es una de las formas del amor. Este último puede entenderse, en primer lugar, cuando se da una relación selectiva entre los sexos y que se halla acompañada por efectos positivos (amistad, ternura, fidelidad, pasión, etc.). Para ello debe haber un compromiso personal recíproco y no una simple relación sexual ocasional o anónima, es decir, debe atenderse a que existe una relación en donde lo que se busca es compartir y comunicarse en lugar de dominar, y en donde cada uno trata al otro como persona y no como objeto. El amor es un salir de sí sin esperar nada a cambio.

 

(6) Estético: El ser humano también se perfecciona cuando busca relacionarse con lo bello y lo sublime, ya sea cuando contempla la naturaleza y las obras artísticas, o cuando es capaz de crear cosas bellas. El nexo con el arte se da como una experiencia en donde perfeccionamos nuestro gusto y sensibilidad. Las creaciones artísticas también pueden apreciarse como otras formas de educación y conocimiento, tanto para fines morales como de compromiso social y de crítica política. En todo caso no debemos vincularnos con la belleza como un simple objeto de consumo, siguiendo irreflexivamente el gusto dominante. Nuestra relación con el arte no debe consistir en una imposición de los medios de comunicación que, al intentar masificar y uniformar nuestra sensibilidad, buscan que respondamos a intereses comerciales y no tanto estéticos. Por eso el vínculo con la belleza puede representarnos una experiencia profunda y transformadora de todo nuestro ser, permitiéndonos descubrir y comunicar a los demás una infinidad de significados y símbolos. En este sentido, resulta fundamental pulir nuestra sensibilidad y relacionarnos con la literatura, la pintura, el teatro, el cine, la danza, la música, la escultura y la arquitectura. Por otra parte, la naturaleza representa para nosotros no sólo algo bello, sino también un valor ecológico que debemos preservar, así como algo sublime (aquello que desborda nuestra capacidad de comprensión y que nos hace sentir la dimensión infinita y divina de la naturaleza).

 

(7) Social: Los seres humanos buscan asociarse por naturaleza, pues su perfeccionamiento completo sólo puede lograrse como seres sociales. En esta tónica, Kant insistió en la necesidad de las relaciones intersubjetivas, como parte esencial del desarrollo humano: "El hombre tiene una inclinación a asociarse, porque en el estado de sociedad se siente más hombre, o sea, siente poder desarrollar mejor sus disposiciones naturales".[20] De esta manera, existe una disposición del hombre hacia el hombre, gracias a la cual el uno se siente vinculado con el otro por la paz, la amistad, la cooperación, la libertad, el pluralismo, la igualdad, la dignidad, la fraternidad, la generosidad y la solidaridad. Nuestra misión social no consiste en fomentar antivalores como la intolerancia, el individualismo egoísta o la dominación en cualquiera de sus formas, sino en asumir los grandes problemas de la humanidad como si fueran nuestros propios problemas. Nuestro bienestar económico y social nunca debe construirse sobre las espaldas de aquellos que hayan sido víctimas de la explotación, la miseria y el hambre. Por eso la aspiración suprema como seres sociales es la de forjar en forma conjunta el desarrollo de los valores verdaderamente humanos. Ello significa erradicar la discriminación, el racismo y la xenofobia, pues sólo de esa manera la sociedad humana puede evolucionar hacia la integración universal. Nuestro destino como género humano es comprender la gran lección que nos dan otros seres como las partículas subatómicas, las galaxias, las bacterias o el reino de lo biológico: la tendencia común a asociarse en armonía y a entablar vínculos de mutua dependencia. Plegarnos a ello ya no significa sentirnos superiores a nadie, ni regirnos bajo estructuras políticas piramidales, sino estar facultados para convivir, aprender y simpatizar con los otros, aun cuando sus formas de vida sean diferentes de las nuestras.



[1] https://www.elcato.org/la-recesion-de-la-libertad-de-expresion-se-profundiza-alrededor-del-mundo-democratico

[2] https://laboratoriodeperiodismo.org/confianza-periodismo-ultimos-datos/?utm_source=Laboratorio+de+Periodismo&utm_campaign=b497d5f642-Newsletter_290320222_COPY_01&utm_medium=email&utm_term=0_d18e8a4e41-b497d5f642-202684876

[3] Luka BRAJNOVIC ha definido el  término  "información" como "el conjunto de las  formas, condiciones y actuaciones para notificar o hacer saber - individual o  públicamente- los elementos de conocimiento, hechos, sucesos, actividades y proyectos,  de datos históricos o previsibles, todo ello mediante un lenguaje adecuado y  comunicable en forma de palabras o signos,  señales   y símbolos, expresados  directamente o a través de los conductos aptos para este fin, como son los medios de  comunicación social o cualquier otro procedimiento instrumental o especulativo.

            En cuanto a estudio teórico, la información es una ciencia teórico-práctica que  investiga los principios ciertos de su existencia y del proceso informativo, cuyo fin es dar  a conocer o notificar las realidades de la vida".  (BRAJNOVIC, L.;79:36-37).

[4] El núcleo de la definición se encuentra en la afirmación que la información notifica  (hacer saber) hechos, datos, conocimientos, etcétera.  Etimológicamente hablando, la  palabra "notificar" deriva de los conceptos notus (conocer) y facere (hacer), lo que  literalmente podría recogerse como "hacer-conocer".

[5] Para responder a la primera interrogante, antes hay que aclarar que la tradicional  división entre carreras y disciplinas de "ciencias" y "letras" obedece a razones que  probablemente han dejado de tener validez ante el desarrollo de áreas de conocimientos  que no corresponden con exactitud a cualquiera de dichos campos.  Como bien los  argumenta el profesor español Francisco IGLESIAS, el que tradicionalmente se  denomine "ciencias" a aquellas carreras predominantemente experimental, empírico y  práctico como la Física, Química, Biología o Medicina, no quiere decir que sólo son  científicas las disciplinas que tienen base matemática.  A su entender, cabe hablar   también  de ciencias en áreas como las humanidades que para nada tienen base  numérica.  (F.IGLESIAS;84:20 y ss).

[6] Yáñez Rojas, E. (2007). Medios de comunicación social y Periodismo. Una aproximación desde la ética. Centro de Estudios Bicentenario / Facultad de Humanidades Universidad Adolfo Ibáñez.

[7] La expresión latina "Corruptio optimi pessima" se traduce como "La corrupción del mejor es la peor". Este dicho encapsula la idea de que cuando algo bueno o noble se corrompe o se vuelve corrupto, el resultado es especialmente negativo o perjudicial.

 

En el contexto de la ética y la moral, esta expresión sugiere que cuando una persona o una institución que se considera honorable, virtuosa o digna se corrompe, el impacto de esa corrupción es particularmente devastador. Esto se debe a que la corrupción de lo que se consideraba bueno o valioso implica una traición a los principios y valores fundamentales, lo que puede causar un daño significativo y erosionar la confianza en las instituciones y en la sociedad en general.

 

En resumen, "Corruptio optimi pessima" advierte sobre los efectos especialmente perniciosos de la corrupción cuando afecta a algo que se consideraba admirable o ejemplar, ya que su desviación de la integridad y la rectitud puede tener consecuencias profundamente negativas.


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