Primera semana de clases 2024
SEMANA 1 |
OBJETIVO ESPECÍFICO |
CONTENIDOS |
ACTIVIDAD |
MATERIALES Y RECURSOS |
LECCIÓN 1 y 2 6 de marzo |
Presentación curso, normas de evaluación, normas de presentación de originales; uso de
repositorio de documentos en línea. Organización del Trabajo semestral. |
Existen
las CCII, Una de ellas es la Deontología, otra es el Derecho de la
Información. |
Agenda
del curso Revisa
y comenta este reciente informe de
Reporteros Sin Fronteras (RSF) https://n9.cl/lqi896 |
Ceballos Amandi, J A. (2014). Hacia un
esbozo de ética profesional. Miscelánea Comillas, 72(140
-141), 159 - 167. |
PRESENTACIÓN
Un informe reciente de Future of Free Speech pone de relieve la
tendencia sostenida y preocupante contra la libertad de expresión en todas las democracias.[1] Al
estudiar las medidas relacionadas con la libertad de expresión adoptadas en
veintidós democracias de todo el mundo entre 2015 y 2022, el informe concluye
que el 78% de las principales medidas adoptadas fueron para restringir la
libertad de expresión. Resulta preocupante que el número de restricciones
anuales a la libertad de expresión aumente casi cada año, de nueve en 2015 a
cuarenta y cinco en 2022.
El estudio también analizó por qué y cómo se establecieron estas
restricciones. Casi el 20 por ciento de estas restricciones se impusieron
explícitamente por motivos de seguridad nacional o pública, sin incluir otro
casi 6 por ciento debido al COVID-19. Casi el 18 por ciento de las
restricciones se aplicaron para combatir la incitación al odio, y otro 10 por
ciento para combatir la desinformación o la difamación.
Merece la pena repetir que no se trata de restricciones a la
libertad de expresión en Estados autoritarios. Son infracciones a la libertad
de expresión en democracias abiertas que se supone que protegen los derechos de
sus ciudadanos. Por desgracia, como hemos visto en las encuestas, incluso en
Estados Unidos, cada vez más personas, a menudo de ambos bandos, creen que
ciertas formas de expresión son demasiado peligrosas para permitirlas. Como
vemos en este estudio, la seguridad, la incitación al odio y la desinformación
son razones comunes por las que los gobiernos han justificado la restricción de
la expresión. Pero estos términos no se definen simplemente como suelen pensar
los partidarios de la intervención.
El año que ha acabado ha estado marcado también en cuanto al
periodismo en un acusado descenso de la confianza de los ciudadanos en lo que
hacen los medios de comunicación. Una última encuesta de Gallup, centrada en el
mercado estadounidense, ha confirmado que la desconfianza en el sector ha
alcanzado el mínimo histórico, desde que se tienen datos, en 1973.
En concreto, según la encuesta de Gallup, sólo un 16% confía
«mucho» o «bastante» en los periódicos en cuanto a confianza, en 2022, cuando
los picos históricos han estado incluso por encima de un 50%. En 2021, la suma
de «mucho» y «bastante» sumó un 21%.
Como se puede ver en el gráfico superior, la línea de los que
apenas otorgan confianza a los periódicos ya supera la línea de los que otorgan
alguna.[2]
Esta es la primera vez que el porcentaje de estadounidenses que
no confían en absoluto en los periódicos es más alto que el porcentaje
combinado de «mucha» o «bastante» confianza.
Pero es un problema generalizado para los medios de comunicación.
No hay una diferencia sustancial, por ejemplo, en cuanto a la confianza en
periódicos o la confianza en los informativos de televisión. La confianza en
los medios de comunicación (canales) cae también.
Medios de comunicación que airean noticias falsas y con muy baja
credibilidad han existido siempre, pero con las actuales facilidades para crear
y difundir contenidos ha aparecido una práctica relacionada con la parodia, la
rumorología o directamente con intereses
políticos, sociales o económicos, de la que sólo podemos constatar su aumento,
aunque a estas alturas somos incapaces
de predecir sus efectos
(Burkhardt, 2017).
La **credibilidad de los medios de comunicación** se refiere a
la confianza que las personas depositan en la información proporcionada por
diferentes fuentes mediáticas. Esta confianza puede variar según el tipo de
medio y la plataforma utilizada.
La credibilidad de
los medios de comunicación se refiere a la confianza que el público tiene en la
veracidad, imparcialidad y fiabilidad de la información proporcionada por esos
medios. En otras palabras, se trata de la percepción que tienen las personas
sobre si pueden creer en la información que reciben de un medio en particular.
La credibilidad de los medios de comunicación es fundamental
para el funcionamiento de la democracia y para el intercambio de información en
la sociedad. Cuando los medios son percibidos como creíbles, el público puede
confiar en que están recibiendo información precisa y objetiva que les permite
tomar decisiones informadas sobre asuntos de interés público.
Sin embargo, la credibilidad de los medios puede verse afectada
por una serie de factores, incluidos:
1. **Precisión y veracidad:** La credibilidad de un medio de
comunicación depende en gran medida de su capacidad para proporcionar
información precisa y verificada. Los errores factuales o la difusión de
noticias falsas pueden minar la confianza del público en ese medio.
2. **Imparcialidad y objetividad:** Es importante que los medios
de comunicación presenten las noticias de manera imparcial, sin sesgos
políticos, ideológicos o comerciales. La percepción de parcialidad puede
socavar la credibilidad de un medio y generar desconfianza entre ciertos
sectores del público.
3. **Transparencia:** Los medios de comunicación deben ser
transparentes en cuanto a sus fuentes de información, métodos de recopilación
de noticias y procesos editoriales. La falta de transparencia puede generar
dudas sobre la integridad del medio y su compromiso con la honestidad y la
ética periodística.
4. **Ética y responsabilidad:** La adhesión a principios éticos
y a normas profesionales es crucial para mantener la credibilidad de los medios
de comunicación. Los periodistas y editores deben respetar la privacidad de las
personas, evitar el sensacionalismo y actuar con responsabilidad en la
presentación de la información.
La Ética
Periodística es probablemente una de las asignaturas más importantes en el
proceso formativo del futuro profesional de la información, como recuerda Desantes (1984, p. 9), especialista en Derecho de
la Información que, sin embargo, la considera “la asignatura más formativa del
informador en su conjunto, sin prescindir de su vertiente técnica. Entre otras
cosas, porque no estudia un sector, aspecto o punto de vista de la información,
sino la información entera”.
El argumento, se asemeja al expuesto por Joseph Pulitzer (1904,
p. 667) en su célebre artículo escrito hace más de un siglo y en el que
desarrollaba su planteamiento acerca de lo que debería ser la escuela de
Periodismo: “Por supuesto, habrá un curso de ética […] Por encima del
conocimiento, por encima de las noticias, por encima de la inteligencia; el
corazón y el alma del periódico descansan sobre su sentido moral”. Es decir, ya
en los orígenes de la enseñanza del P, desde los mismos albores de la enseñanza
del Periodismo, al menos en la concepción estadounidense, la Ética es
considerada una de las asignaturas fundamentales para el proceso formativo del
futuro profesional de la información.
El periodista se forma en un espacio especial dentro de la
Universidad. La Escuela de Periodismo es su lugar más habitual. Tener una
Facultad de Periodismo (o de Comunicación, o de Información) es un asunto más
complejo. ¿Qué es lo que se enseña en la
Escuela?
Carey (1989) escribió a finales de los años ochenta que un
problema básico de la comunicación es que al ser una experiencia cotidiana es
en lo último en lo que reflexionamos por ser lo más aparente, una posición que
parecía explicar la poca indagación sistemática que hasta el momento se había
dado sobre la complejidad del fenómeno comunicativo y sobre las distintas
maneras en las que se podía objetivar a la luz de la mirada reflexiva.
La ética periodística en el contexto de las Ciencias de la
Información
Las Ciencias de la Información son aquellas
disciplinas de las ciencias sociales que se encargan de estudiar la esencia de
los procesos de comunicación como fenómenos en sí mismos, los medios que se
emplean y el conjunto semiótico que construyen, generando sus propios métodos de
estudio y herramientas analíticas.
Hay varias subespecialidades y vínculos con otras disciplinas.
Las Ciencias de la Información abarcan una gran variedad de
especialidades, entre las que destacan estudios sobre: comunicación social,
comunicación institucional, comunicación organizacional, redes,
telecomunicaciones, periodismo, publicidad, relaciones públicas, psicología
organizacional y comunicación audiovisual.
El objeto de estudio de las ciencias de la comunicación –los
procesos y fenómenos de comunicación– también lo abordan con frecuencia otras
disciplinas, entre las cuales es posible mencionar a la lingüística, la
sociología, la antropología social, ciencia política, la cibernética y la
psicología, entre otras. Entre esas otras está la educación desde la pedagogía
(educación de la niñez), hasta la andragogía (educación de adultos).
Tradicionalmente se entiende que la Ciencia de la Información es
parte integral de las Ciencias Sociales.
Las ciencias sociales son
aquellas ciencias o disciplinas científicas que se ocupan de aspectos del
comportamiento y actividades de los seres humanos, no estudiados en las
ciencias naturales. En ciencias sociales se examinan tanto las manifestaciones
materiales e inmateriales de las sociedades. Las ciencias sociales fueron
reconocidas como tal en el siglo XVIII. Su principal objeto de estudio es el
hombre.
La característica diferenciadora entre las ciencias naturales y
las sociales es que los seres humanos poseen habilidades cognitivas específicas
que crean una conciencia y representaciones mentales abstractas que en general
influyen en su comportamiento y crean unas reglas de interacción entre
individuos complejas, por tanto a diferencia de las ciencias naturales
introducir los hechos mentales reales o supuestos. Por otro lado las ciencias
sociales, se diferencian de las humanidades en el énfasis dado al método
científico o metodologías rigurosas de análisis.
Las llamadas Ciencias de
la Información son aquellas
disciplinas de las ciencias sociales que se encargan de estudiar la esencia de
los procesos de comunicación como un fenómeno en sí mismos, los medios que se
emplean y el conjunto semiótico que construyen, generando sus propios métodos
de estudio y herramientas analíticas.
Las CCII son hoy una herramienta básica para comprender la
naturaleza de las sociedades, así como la comunicación diaria entre personas o
grupo de personas, sea en su dimensión institucional o comunitaria.
Información y comunicación s|on dos áreas conceptuales que se
encuentran juntas en determinado espacio. Pero el hecho de encontrarse juntas
no quiere decir que sean
inseparablemente idénticas, aunque casi toda la información necesita ser
comunicada, mientras que la comunicación no tiene que ser siempre informativa.
(BRAJNOVIC, L.;79:34).[3] La
comunicación puede no informar. sólo pone en contacto a dos o más
personas, a dos o más cosas, o a
personas con cosas (o animales). En
cambio, no puede existir información sin que su promotor y su destinatario sea
la persona humana. La información es una "especie" del
"género" comunicación. Toda
información es comunicación, pero no
toda comunicación es informativa. Sin
embargo, tampoco se debe confundir
información con Periodismo, pues no todo lo que se entiende por Periodismo es siempre informativo, ni toda
información se centra necesariamente en
hechos o acontecimientos actuales y novedosos, que son los que más se contemplan en las labores periodísticas.[4]
A pesar de la
importancia creciente que tiene la comunicación
en nuestra sociedad, su interpretación sistemática deja bastante que
desear. Predominan las visiones parciales e incompletas, sin cauces
comunes ni intentos de síntesis. ¿Es
la información un proceso de tal
naturaleza que pueda dar lugar a una ciencia particular?[5]
Para BOCHENSKY, la palabra ciencia tiene, entre otras, dos
significaciones distintas pero
coordinadas: se puede hablar de ella en dos sentidos, objetivo y subjetivo.
Subjetivamente hablando, la ciencia no es otra cosa que un
"saber sistemático".
Un "saber", es decir, una propiedad intelectual propia
del sujeto humano individual. Quien
tiene "ciencia" posee la aptitud de entender muchas cosas de la
realidad y actuar sobre ella realizando correctamente las operaciones
intelectuales correspondientes. Pero no
es un saber cualquiera, sino que se trata de un "saber sistemático",
ordenado, jerarquizado, estructurado. En
fin, un saber que permite a su poseedor adentrarse por caminos nuevos
reconociendo las conexiones entre contenidos que, a simple vista, se ofrece
dispersos.
Mirada entonces desde la perspectiva del sujeto, la ciencia
quiere decir estrictamente conocimiento.
No obstante, sabemos que todo conocimiento, no por el hecho de ser tal, es constitutivo de
conocimiento científico. Hay que
distinguir entonces el llamado conocimiento vulgar de aquel que es creado
científicamente.
Existe esta Ciencia de la
Información en el sentido de un conjunto sistematizado de conocimientos, dotado
de un particular método de investigación que permite seguir avanzando y
profundizando en el conocimiento de su objeto de estudio. Naturalmente, la Ciencia de la Información,
como también la Historia, Filosofía, Teología y otras
disciplinas, no puede establecer leyes de validez universal, ni generar axiomas
o corolarios aplicables a las más diversas circunstancias.
La información surge de la experiencia práctica, en ella
encuentra sus fundamentos y razón de ser, sin embargo, son los principios
teóricos los que orientan y determinan la práctica informativa. Es por ello que Luka BRAJNOVIC sostiene que
el informador profesional, es decir, el experto en la información, debería
conocer "científicamente" no
sólo las formas y los procedimientos, el lenguaje y los medios informativos, la materia informativa y las
características generales de los destinatarios o del público, sino también
los principios teóricos de la información que como tales determinan el
sentido y el alcance del quehacer profesional del periodista.
Para abordar un planteamiento científico de la información, es
útil prestar atención a la pregunta de Angel BENITO (1982) sobre el ¿para qué
el estudio de una ciencia o ciencias de la información? El académico hispano afirma que la respuesta
no puede ser más simple: “para tener un conocimiento adecuado del papel que la
información desempeña en la vida humana, tanto individual como social. Esto lleva consigo el conocimiento de las
consecuencias de la acción pública de los medios informativos, y ello no es posible
sin investigación, sin averiguar metodológicamente cómo son esos medios, cómo
actúan y cómo es el público que recibe su acción y de qué tipo es esta” .
Ahora bien, el que la Ciencia de la Información no exista aún
como un cuerpo autónomo de conocimientos
no quiere decir que no se ha sabido ganar un lugar particular en el conjunto de
las ciencias sociales. La Ciencia de la
Información tiene ya un objeto de estudio preciso y una tradición científica valiosa en investigaciones de
conjunto. Parte de estos éxitos se
deben, a juicio de Benito, a la existencia de un “concepto unificador” que
abarca el contenido científico particular de las ciencias de la información.
Dicho concepto es el “proceso de la comunicación”, tal como lo
presenta el ya citado paradigma de LASWELL (quién, dice qué, a quién, cómo y
por qué medios y con qué efectos). BENITO
argumenta que las distintas ramas especializadas que pueden advertirse en las
ciencias de la información, dedican su investigación al conjunto o a cada uno
de los elementos del proceso por separado.
¿Cuáles son esas disciplinas
especializadas que forman las ciencias de la información, diferenciadas en
razón del elemento del proceso informativo que es objeto especial de su
estudio?
1. Disciplinas que se ocupan del sujeto técnico
o QUIEN del proceso informativo: Etica y deontología profesional; empresa informativa; derecho de la
información.
2. Disciplinas que se ocupan del análisis
de contenido o el elemento QUE del
proceso: Análisis de contenido, crítica cultural, política
internacional, etc.
3. Disciplinas que se ocupan del público,
el término A QUIEN del proceso
informativo: sociología de la opinión pública; teoría de la propaganda;
sociología y psicología de la publicidad y las relaciones públicas.
4. Disciplinas dedicadas al tratamiento de
la información –el COMO del proceso-: semiología, teoría del lenguaje escrito,
teoría y práctica de la redacción.
5. Disciplinas que se ocupan del análisis
de los medios de información –el CANAL-: teoría de los medios.
6. Disciplinas dedicadas al estudio de los
EFECTOS: sociología del desarrollo, psicosociología de la comunicación
colectiva.
Hemos visto entonces como a partir de la sistematización de su
objeto de estudio, se ha desarrollado paulatinamente una ciencia de la
información que ha justificado la
inclusión de sus estudios a nivel superior tanto en Chile como en el
extranjero. El desafío es a seguir con su desarrollo.
Aunque hay varias formas de describirlas, las CCII suelen
ordenarse en torno a los siguientes conocimientos específicos y delimitados por
la experiencia:
DEMEUTICA
, (teoría general de la noticia)
HISTORIA
DE LA COMUNICACIÓN (historia del
periodismo)
DEONTOLOGIA DE LA COMUNICACIÓN (ética periodística)
DERECHO DE LA INFORMACIÓN (legislación periodística)
DOXOLOGIA, (teoría de la opinión pública)
Ética periodística es la
definición teórica y aplicación práctica permanente y obligatoria de normas
conductuales y de procedimiento establecidas en un Código, que deben observar
los miembros de la Orden para que su actuación profesional sea correcta y
socialmente útil. Quienes ejercen el periodismo y los medios de comunicación
social son importantes agentes socializadores. Tienen influencia en la
formación de valores, creencias, hábitos, opinión y conductas de los distintos
estamentos de la sociedad.
El periodismo, por su parte, se encarga de buscar, ordenar,
procesar y difundir sistemáticamente la información a través de los mcs,
prestando un insustituible servicio a la sociedad, y cooperando de esa manera a
la consecución del bien personal y común. El avance prodigioso de la tecnología
de la información ha sido precisamente uno de los factores claves que nos ha
convertido en esa especie de “aldea global”3, según la expresión ya clásica de
Mac Luhan.[6]
Creemos no exagerar si afirmamos que los mcs constituyen uno de
los mayores bienes de que goza la humanidad, disponibles al alcance de (casi)
todos. Pero la medalla tiene siempre dos caras. Los mcs pueden convertirse en
un arma de doble filo. Su mal uso constituye eventualmente un serio peligro
para la persona y la sociedad, habida cuenta del poder e influencia que
detentan. Como lo atestigua la historia, la ocultación, la manipulación de los
hechos, la información tendenciosa, la noticia falsa, la invasión a la vida
íntima o privada, el daño injustificado al honor y la honra y el
sensacionalismo entre otros problemas, acarrean generalmente nefastas
consecuencias para las personas y la sociedad. Corruptio optima pesima.[7]
Ética / Moral
La palabra "ética" proviene del griego y tiene dos
significados. El primero procede del término éthos ( rcana1.gif (486 bytes) ),
que quiere decir hábito o costumbre. Posteriormente se originó a partir de éste
la expresión êthos ( rcana2.gif (617 bytes) ), que significa modo de ser o
carácter. Aristóteles considera que ambos vocablos son inseparables, pues a
partir de los hábitos y costumbres es que se desarrolla en el hombre un modo de
ser o personalidad.(1) También es el primero en hablar de una ética como una
rama específica de la filosofía y en escribir un tratado sistemático sobre
ella. Más tarde a través del latín se tradujo este concepto bajo la expresión
mos, moris (de donde surge en castellano la palabra "moral"), que
equivale únicamente a hábito o costumbre.
La ética y la moral
tienen en común el hecho de guardar un sentido eminentemente práctico; sin
embargo, la ética es un concepto más amplio y rico que la palabra moral. De
esta manera, puede entenderse por moral cualquier conjunto de reglas, valores,
prohibiciones y tabúes procedentes desde fuera del hombre, es decir, que le son
inculcados o impuestos por la política, las costumbres sociales, la religión o
las ideologías. En cambio, la ética siempre implica una reflexión teórica sobre
cualquier moral, una revisión racional y crítica sobre la validez de la
conducta humana. En tal caso, la ética, al ser una justificación racional de la
moral, remite a que los ideales o valores procedan a partir de la propia
deliberación del hombre. Mientras que la moral es un asentimiento de las reglas
dadas, la ética es un análisis crítico de esas reglas. Por eso la ética es una
"filosofía" de la moral, si se entiende la filosofía como un conjunto
de conocimientos racionalmente establecidos.
DESARROLLO
La moral nace con la existencia misma del hombre, pues
históricamente no se conoce ningún pueblo, por "salvaje" o
"primitivo" que se lo quiera suponer, que no haya tenido normas,
pautas o rituales de conducta. En cambio, la ética como saber teórico que
justifica o legitima la conducta moral, es relativamente reciente y aparece con
el advenimiento de la filosofía en el siglo VI a. C. en Grecia. Sin embargo, la
práctica de una ética teórica en sentido estricto surge hasta el siglo V a. C.
con Sócrates, quien hace tambalear la moral de su sociedad al proponer como
primordiales los valores espirituales antes que los materiales:
La moral suele ser inseparable de las costumbres humanas, las
cuales dependen de la época, el clima, la región geográfica o de cualquier
evento circunstancial. En este sentido, la moral es cambiante y relativa a
determinadas prácticas culturales. El hombre generalmente se halla determinado
por los valores de la sociedad en donde vive, y por eso considera que las
conductas acertadas son las que se amoldan con esos patrones. Incluso en un
caso tan controvertible como el aborto, llama la atención que las mujeres de
los países cuya práctica es legal suelen padecer menor remordimiento que en
aquellos en que es ilegal e inmoral. Usualmente, el influjo que ejerce la
sociedad sobre sus miembros siempre es mayor que el esfuerzo por educar a cada
nueva generación de acuerdo con su propio y verdadero sentido. Así, la
estructura de toda sociedad descansa en las leyes y normas escritas o no
escritas que unen y ligan a los individuos. De esta manera, la moral es lo que
no es diferente dentro de toda forma de asociación, lo mismo si se trata de la
familia, una clase social, una estirpe o un Estado. El problema de fondo radica
en que el hombre si es un simple ser pasivo que acepta todos los estándares de
conducta que la sociedad le confiere, esta sociedad se hunde porque por lo
general no son los valores más humanos los que prevalecen.
A pesar del incesante "cambio" de moral, lo importante
estriba en establecer un criterio para delimitar las acciones buenas de las
malas. Si consideramos que el ser humano es sólo un ser de costumbres,
realmente no lo podríamos distinguir del animal. Pero si consideramos que es un
animal con lógos, es decir, que habla y piensa, lo bueno y lo malo no sólo es
elegido por la colectividad, sino por la propia razón. Muchas veces el hombre
cree que piensa por el solo hecho de seguir los dictados de la mayoría y no se
percata de que la sociedad, aun antes de que nazca, ya le ha escogido sus
valores. Pero si alguien es capaz de reexaminar esos valores, ya sea para
eliminarlos, fortalecerlos o formar otros nuevos, ello implica que también es
capaz de pensar por sí mismo y de elaborar una ética o filosofía moral.
Por eso resulta fundamental el que la razón se convierta en una
fuerza que le permita gobernar al hombre los apetitos que comparte con los
animales, al dominarlos en una medida compatible con el bienestar de todo su
ser. Si los seres humanos únicamente reaccionáramos ante los estímulos del
medio, en nosotros sólo imperaría lo instintivo e irracional. Pero además de
ello, podemos crear otorgando significados y símbolos y elevar nuestra
humanidad a veces a costa del sacrificio de nuestra utilidad personal.
Filósofos como Platón y Aristóteles distinguieron la razón de la sensibilidad,
considerando a esta última como la fuente de las creencias infundadas[3] y como
el origen de los apetitos que se comparten con los animales.[4] Asimismo, a los
estoicos se les debe la división entre los animales y los hombres: a los
animales les es dado como guía el instinto, que los lleva a conservarse y a
buscar lo ventajoso para ellos; a los hombres les es dada la razón como la más
perfecta guía y, por tanto, para ellos vivir conforme a la naturaleza significa
vivir conforme a la razón.[5]
La racionalidad humana es el elemento que nos libera de
prejuicios (ideas fundadas en la ignorancia), estereotipos (imágenes rápidas y
simplificadas de la realidad) u opiniones arraigadas pero falsas, y que nos
permite establecer un criterio universal o natural para regir nuestra conducta.
En este sentido, la razón es capaz de penetrar en las leyes que rigen la
perfección y la dignidad humanas, las cuales son válidas para todos los tiempos
y todas las culturas, siempre y cuando no sean el resultado de los intereses
individuales o las conveniencias egoístas. Por eso la misión de la humanidad se
centra en fundamentar una ética cuyos valores sean universales y permanentes, y
no el monopolio de una raza, un credo o una determinada civilización. La ética es el arte de la
perfección humana que se extiende desde los individuos concretos hasta el
conjunto de todos los seres racionales. En este orden de cosas, la ética es una
forma saludable de vida que muchas veces implica apartarse de las prescripciones
que imponen los grupos mayoritarios, en vistas a un desarrollo auténticamente
humano.
La ética puede definirse como la ciencia normativa de la
rectitud de los actos humanos según principios últimos y racionales. Esta
definición se explica detalladamente de la siguiente manera:
EL CARÁCTER NORMATIVO DE LA ÉTICA
La ética es una racionalización del comportamiento humano, es
decir, un conjunto de principios o enunciados dados por la luz de la razón y
que iluminan el camino acertado de la conducta. Aristóteles define al hombre
como un "animal racional". En tal caso la razón o el lógos es lo que
le indica al hombre lo beneficioso o lo dañino, y, por consiguiente, también lo
justo y lo injusto.[11] Pero al mismo tiempo es poseedor de una parte animal
que lo hace mantener una conducta no-racional y que muchas veces lo aparta de
su verdadera naturaleza. En este sentido, existe una dimensión instintiva que,
si no está subordinada a la razón, provoca que se adopten conductas basadas en
la opinión ajena, en comportamientos temperamentales o en tempestuosas
perturbaciones del alma. Si la parte irracional del ser humano no se halla
gobernada por la razón, a éste se le multiplican desmesuradamente las
necesidades y los apetitos relativos a la comida, la bebida, los placeres
sexuales y el dinero. Esta conducta irreflexiva deberá ser normada o
disciplinada por la razón y la voluntad. Por eso hay que reconocer los
"impulsos", "tendencias" o "fuerzas" que
determinan al hombre en contra de su verdadera naturaleza, para que puedan ser
encauzadas por sus mejores facultades en una medida compatible con el bienestar
de la totalidad de la persona.
Como ya se ha señalado, muchas veces los fines y deberes no
surgen como fruto de una reflexión propia, sino que son elegidos e impuestos de
antemano por la colectividad. Incluso suelen constituir patrones de conducta
que disminuyen y empobrecen el ser propio del hombre, al limitar todas sus
capacidades sólo a aquellas a las que una determinada época demanda, como puede
ser el "éxito" económico. El hombre, como animal que habla y piensa,
también está supeditado a los apetitos, sentimientos, emociones, estados de
ánimo, prejuicios o acondicionamientos sociales y psicológicos, que lo inhiben
de promocionar su dimensión específicamente humana. Por eso se hace
indispensable que hagamos un análisis racional y crítico, el cual reexamine los
fines y deberes vigentes, ya sea para eliminarlos, fortalecerlos o crear nuevas
posibilidades. Para ello no es suficiente la razón por sí sola, sino también un
coraje y una tenacidad para rectificar formas de pensamiento y conducta que la
mayoría de las personas, por costumbre o por temor al riesgo y a la soledad, no
estarían dispuestas a cambiar.
(1) Espiritual: El ser humano busca desarrollar valores y
virtudes relacionados con actividades espirituales que enriquecen su alma, no
sólo para la vida presente, sino para después de la muerte física. La
espiritualidad humana es la postulación del alma como sede principal, en cuyo
terreno crecen la libertad y la responsabilidad, las obligaciones morales, la
virtud desinteresada, la majestuosidad de la justicia, la superioridad del amor
y la conciencia de un Dios bondadoso y activo, que constituye un modelo para la
humanidad. El crecimiento de la espiritualidad se fomenta en la persecución de
causas buenas y nobles, así como en la disposición para tener una comunión con
lo divino, eterno y perfecto, practicando virtudes como la fe, la esperanza, la
caridad, la piedad y la santidad.
(2) Físico: se trata del mantenimiento y desarrollo del cuerpo
humano, visto no como un simple instrumento del alma sino como su complemento.
Resulta erróneo exaltar el alma para menospreciar el cuerpo, como han supuesto
algunas concepciones religiosas y filosóficas, ni tampoco debe plantearse una
oposición o dualismo entre el alma y el cuerpo. Este último no es una máquina
que se mueve por sí misma, separada del alma, como dice Descartes.[13] Debemos
orientarnos, más bien, según la máxima de Juvenal: "mens sana in corpore
sano" (mente sana en cuerpo sano).[14] Se trata de la armonía existente
entre un estado psíquico y espiritual deseables y la buena salud física. Un
cuerpo saludable y robusto favorece la obtención de un mayor vigor moral e
intelectual. Como señala Spinoza, el alma y el cuerpo son dos manifestaciones
distintas de una misma realidad, pues el orden y la conexión de los fenómenos
corpóreos corresponden perfectamente con el orden y la conexión de los
fenómenos anímicos.[15] Con ello se establece un paralelismo o una unidad
psicofísica del hombre, es decir, la indisoluble relación entre los procesos
psíquicos y físicos. Como, por ejemplo, cuando el alma afecta el cuerpo, las
angustias, tristezas o traumas producen alteraciones en el sistema nervioso; o
cuando el cuerpo afecta el alma, los desequilibrios químicos del organismo
provocan estados depresivos. Por tanto, a raíz del vínculo entre el alma y el
cuerpo, también debe buscarse el perfeccionamiento de éste a través del
ejercicio, el deporte o la cultura física, la buena nutrición y evitar todo
tipo de exceso. Estas actividades favorecen, sin duda, la adquisición de
virtudes tales como la salud, la belleza y la fuerza física. Por otra parte, el
ejercicio físico no debe convertirse en una moda para cumplir con un estándar
social que establece un tipo de figura que se debe alcanzar, pues ello
significaría vivir en función de lo que dice la colectividad y no de un
auténtico aprecio por nuestro cuerpo.
(3) Intelectual: Consiste en el desarrollo de la mente, la
inteligencia o el entendimiento. Para ello, el hombre se perfecciona a través
de la educación o cultura, que lo dispone a juzgar la validez de las cosas y a
pensar por sí mismo sin la guía de otros. El perfeccionamiento intelectual
supone la profundización en determinados campos del conocimiento, pero implica
también la adquisición de una cultura general o humanista, como ideal de la
formación humana completa. Nuestra educación no debe consistir en acumular
información dispersa, sino en adquirir una visión de conjunto que nos capacite
para comprender y transformar el mundo. En el desarrollo intelectivo es
fundamental la no fragmentación científica o cultural, pues difícilmente se
podrán enfrentar problemas más allá de la rama o disciplina específica, lo que
puede generar un desequilibrio de la personalidad al concentrarse en una única
dirección, y sin interés, sin tolerancia y sin comunicación con los que se
encuentran fuera de ella. El conocimiento es uno solo y su división en
asignaturas o materias, corre el peligro de convertirse en compartimentos
estancos no estructurados ni interrelacionados ordenadamente, hasta el punto de
que pueden perder interés y sentido para la vida de la persona. Por otra parte,
el hombre culto que fomenta el crecimiento de su inteligencia, es alguien
abierto a la comprensión de las ideas de los demás, pues ello encierra un
enriquecimiento aun en el caso de que no les reconozca validez. También es
alguien que conoce el pasado histórico, con el fin de interpretar mejor su
presente y su porvenir. Además es capaz de apreciar las novedades en su justo
valor, sin convertirlas en objeto de adoración. Asimismo, el desarrollo
racional implica la posibilidad de abstraer, generalizar, deducir, inducir,
comparar y valorar la información recibida. De manera que el perfeccionamiento
intelectual implica adoptar una posición crítica frente a los prejuicios y
estereotipos que permanecen arraigados en cada época. Por eso no debe generarse
una actitud pasiva frente a los saberes consolidados, sino asumir que las
respuestas que se han propuesto a los diversos problemas son siempre
aproximaciones a la verdad con un carácter provisional.
(4) Volitivo: La voluntad
es la apetencia o el deseo racional del hombre, y debe distinguirse de la
apetencia como deseo sensible, que está dirigido sólo por los instintos
irracionales. Puede observarse que la voluntad es el principio motor que pone
en práctica las decisiones de la razón, al estar siempre subordinada a ella.
Dice Platón que los tiranos no hacen lo que quieren, al hallarse gobernados por
deseos sensibles que son contrarios a la naturaleza y a la ley y que no han
sido dados por la razón, y, por consiguiente, no actúan conforme a la voluntad,
es decir, conforme a lo bueno.[18] De ello podemos derivar que quien se deja
arrastrar sin medida ni orden por apetitos de comida, bebida, placeres amorosos
y dinero, no sigue la voluntad sino el puro deseo.
La voluntad, como principio de acción según el bien que
proporciona la razón, siempre está presente en los actos virtuosos. Sin
embargo, muchas veces la razón y la voluntad no operan conjuntamente sino que
están al servicio de instintos irracionales. Así, por ejemplo, un hombre con el
instinto de la avaricia pondrá a su "razón" a maquinar la forma de
hacer cada vez mayor dinero, a la "voluntad" la someterá a
empecinarse por aquellos actos que le hagan acrecentar su capital (negocios,
trabajo, ahorros, etc.), y reprimirá sórdidamente los que impliquen dispendio o
gasto. Por eso la voluntad debe ser una aliada de la razón y no una súbdita del
deseo. No obstante, nuestra sola razón es insuficiente para alcanzar un
perfeccionamiento de nosotros mismos, a menos que contemos con el ánimo, el
empeño y la disciplina (la voluntad) para ponerlo en práctica. Nuestro
desarrollo volitivo se forja con la realización constante de virtudes tales
como el respeto, la perseverancia, la valentía, el pudor, la moderación, la responsabilidad
y la lealtad.
(5) Afectivo: El ser humano debe pulir sus emociones no desde
una perspectiva egoísta y utilitaria, sino teniendo apertura hacia las
necesidades de los demás. Ser "afectuoso" significa un conjunto de
actos o actitudes que demuestren sentimientos tales como la bondad, la
benevolencia, la devoción, la protección, la comprensión, la compasión, el
cariño, la gratitud, la ternura, la confianza, y se caracterizan cuando la
persona, en una situación dada, "toma cuidado de" o "se preocupa
por" otra persona. En este sentido, el afecto es una de las formas del
amor. Este último puede entenderse, en primer lugar, cuando se da una relación
selectiva entre los sexos y que se halla acompañada por efectos positivos
(amistad, ternura, fidelidad, pasión, etc.). Para ello debe haber un compromiso
personal recíproco y no una simple relación sexual ocasional o anónima, es
decir, debe atenderse a que existe una relación en donde lo que se busca es
compartir y comunicarse en lugar de dominar, y en donde cada uno trata al otro como
persona y no como objeto. El amor es un salir de sí sin esperar nada a cambio.
(6) Estético: El ser humano también se perfecciona cuando busca
relacionarse con lo bello y lo sublime, ya sea cuando contempla la naturaleza y
las obras artísticas, o cuando es capaz de crear cosas bellas. El nexo con el
arte se da como una experiencia en donde perfeccionamos nuestro gusto y
sensibilidad. Las creaciones artísticas también pueden apreciarse como otras
formas de educación y conocimiento, tanto para fines morales como de compromiso
social y de crítica política. En todo caso no debemos vincularnos con la
belleza como un simple objeto de consumo, siguiendo irreflexivamente el gusto
dominante. Nuestra relación con el arte no debe consistir en una imposición de
los medios de comunicación que, al intentar masificar y uniformar nuestra
sensibilidad, buscan que respondamos a intereses comerciales y no tanto
estéticos. Por eso el vínculo con la belleza puede representarnos una
experiencia profunda y transformadora de todo nuestro ser, permitiéndonos
descubrir y comunicar a los demás una infinidad de significados y símbolos. En
este sentido, resulta fundamental pulir nuestra sensibilidad y relacionarnos
con la literatura, la pintura, el teatro, el cine, la danza, la música, la
escultura y la arquitectura. Por otra parte, la naturaleza representa para nosotros
no sólo algo bello, sino también un valor ecológico que debemos preservar, así
como algo sublime (aquello que desborda nuestra capacidad de comprensión y que
nos hace sentir la dimensión infinita y divina de la naturaleza).
(7) Social: Los seres humanos buscan asociarse por naturaleza,
pues su perfeccionamiento completo sólo puede lograrse como seres sociales. En
esta tónica, Kant insistió en la necesidad de las relaciones intersubjetivas,
como parte esencial del desarrollo humano: "El hombre tiene una
inclinación a asociarse, porque en el estado de sociedad se siente más hombre,
o sea, siente poder desarrollar mejor sus disposiciones naturales".[20] De
esta manera, existe una disposición del hombre hacia el hombre, gracias a la
cual el uno se siente vinculado con el otro por la paz, la amistad, la
cooperación, la libertad, el pluralismo, la igualdad, la dignidad, la
fraternidad, la generosidad y la solidaridad. Nuestra misión social no consiste
en fomentar antivalores como la intolerancia, el individualismo egoísta o la
dominación en cualquiera de sus formas, sino en asumir los grandes problemas de
la humanidad como si fueran nuestros propios problemas. Nuestro bienestar
económico y social nunca debe construirse sobre las espaldas de aquellos que
hayan sido víctimas de la explotación, la miseria y el hambre. Por eso la
aspiración suprema como seres sociales es la de forjar en forma conjunta el
desarrollo de los valores verdaderamente humanos. Ello significa erradicar la
discriminación, el racismo y la xenofobia, pues sólo de esa manera la sociedad
humana puede evolucionar hacia la integración universal. Nuestro destino como
género humano es comprender la gran lección que nos dan otros seres como las
partículas subatómicas, las galaxias, las bacterias o el reino de lo biológico:
la tendencia común a asociarse en armonía y a entablar vínculos de mutua
dependencia. Plegarnos a ello ya no significa sentirnos superiores a nadie, ni
regirnos bajo estructuras políticas piramidales, sino estar facultados para
convivir, aprender y simpatizar con los otros, aun cuando sus formas de vida
sean diferentes de las nuestras.
[1] https://www.elcato.org/la-recesion-de-la-libertad-de-expresion-se-profundiza-alrededor-del-mundo-democratico
[2] https://laboratoriodeperiodismo.org/confianza-periodismo-ultimos-datos/?utm_source=Laboratorio+de+Periodismo&utm_campaign=b497d5f642-Newsletter_290320222_COPY_01&utm_medium=email&utm_term=0_d18e8a4e41-b497d5f642-202684876
[3] Luka BRAJNOVIC ha definido
el término
"información" como "el conjunto de las formas, condiciones y actuaciones para
notificar o hacer saber - individual o públicamente-
los elementos de conocimiento, hechos, sucesos, actividades y proyectos, de datos históricos o previsibles, todo ello
mediante un lenguaje adecuado y
comunicable en forma de palabras o signos, señales
y símbolos, expresados
directamente o a través de los conductos aptos para este fin, como son
los medios de comunicación social o
cualquier otro procedimiento instrumental o especulativo.
En cuanto a estudio teórico, la información es una ciencia teórico-práctica
que investiga los principios ciertos de
su existencia y del proceso informativo, cuyo fin es dar a conocer o notificar las realidades de la
vida". (BRAJNOVIC, L.;79:36-37).
[4] El núcleo de la definición se
encuentra en la afirmación que la información notifica (hacer saber) hechos, datos, conocimientos,
etcétera. Etimológicamente hablando,
la palabra "notificar" deriva
de los conceptos notus (conocer) y facere (hacer), lo que literalmente podría recogerse como
"hacer-conocer".
[5] Para responder a la primera
interrogante, antes hay que aclarar que la tradicional división entre carreras y disciplinas de
"ciencias" y "letras" obedece a razones que probablemente han dejado de tener validez
ante el desarrollo de áreas de conocimientos
que no corresponden con exactitud a cualquiera de dichos campos. Como bien los
argumenta el profesor español Francisco IGLESIAS, el que
tradicionalmente se denomine
"ciencias" a aquellas carreras predominantemente experimental, empírico
y práctico como la Física, Química,
Biología o Medicina, no quiere decir que sólo son científicas las disciplinas que tienen base
matemática. A su entender, cabe
hablar también de ciencias en áreas como las humanidades que
para nada tienen base numérica. (F.IGLESIAS;84:20 y ss).
[6] Yáñez Rojas, E. (2007).
Medios de comunicación social y Periodismo. Una aproximación desde la ética.
Centro de Estudios Bicentenario / Facultad de Humanidades Universidad Adolfo Ibáñez.
[7] La expresión latina "Corruptio
optimi pessima" se traduce como "La corrupción del mejor es la
peor". Este dicho encapsula la idea de que cuando algo bueno o noble se
corrompe o se vuelve corrupto, el resultado es especialmente negativo o
perjudicial.
En el contexto de la ética y la moral, esta
expresión sugiere que cuando una persona o una institución que se considera
honorable, virtuosa o digna se corrompe, el impacto de esa corrupción es
particularmente devastador. Esto se debe a que la corrupción de lo que se
consideraba bueno o valioso implica una traición a los principios y valores
fundamentales, lo que puede causar un daño significativo y erosionar la
confianza en las instituciones y en la sociedad en general.
En resumen,
"Corruptio optimi pessima" advierte sobre los efectos especialmente
perniciosos de la corrupción cuando afecta a algo que se consideraba
admirable o ejemplar, ya que su desviación de la integridad y la rectitud puede
tener consecuencias profundamente negativas.
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